Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

palabra crítica S e llamaba Banda Oriental al territorio que comprende, aproximadamente, lo que hoy es Uruguay y el estado de Río Grande del Sur en Brasil. Era la región más oriental del virreinato del Río de la Plata, creado por la corona española en 1776. El título del libro de la escri- tora argentino-brasileña Paloma Vidal (Buenos Aires, 1975) remite a la cer- canía histórica entre estos territorios, que en la historia narrada se actualiza con la presencia de turistas brasile- ños adinerados en Punta del Este, y a través de las relaciones tensas de dis- tancia y cercanía que establecen con los habitantes del lugar. La Banda Oriental (Bastante) es una noveladivididaendosactos, loquenos lleva a pensar en un texto dramático. La forma en que son presentados los espacios donde transcurre la acción y en la que se describen los persona- jes también sugiere las posibilidades de una puesta en escena: “La casa tiene una piscina negra. Queda en el barrio de Beverly Hills, en Punta del Este, Uruguay. Allí vive una nena de once años. Cuando los dueños no la ven, se acerca a la piscina, y observa el fondo oscuro”. La niña, su perro y su tía habitan los márgenes de un mun- do cerrado, que orbita en torno a la mansión a la que van los dueños bra- sileños en sus vacaciones. Esa primera escena, en la que la niña observa el fondo oscuro de la piscina, prefigura la importancia que tiene la vista como sentido, tanto para los personajes de la historia como para sus lectores y lectoras. Ahí, nuevamente, se entre- cruzan novela y drama: el sentido de la vista se activa; la casa, el jardín y la piscina se imponen como un escena- rio que no podemos dejar de ver. Pero a diferencia de lo que suele ocurrir en las piezas teatrales, en esta historia los personajes no hablan; la mayor parte del tiempo observan y piensan. La niña y su perro, huérfanos ambos y habitantes de una casa “mucho más chica, atrás de la cancha de tenis”, mi- ran desde una prudente distancia los rituales de la casa grande. La pequeña admira todo lo brasi- leño, sueña con aprender el idioma e irse a vivir al país vecino. Para ello, observa, escucha y lee: escucha des- de el jardín la telenovela que ven los dueños, lee a escondidas las revistas de actualidad y moda que encuentra en la casa. Lo que más llama su aten- ción son las voces de los personajes de las telenovelas, que proclaman en portugués sus amores y traiciones, y los consejos de belleza y felicidad que entregan las revistas, reproducidos en el libro como notas a pie de página. Sentimos través de la niña la fuerte presencia de unmundo feliz, despreo- cupado, ligero: “Los brasileños no se quejan. Son alegres y leves, como sus ropas. Les encanta estar tirados, rela- jados, sin hacer nada”. Esa ligereza en su vida es posible gracias al trabajo de la tía, que pasa todo el día limpiando, ordenando, cocinando, sirviendo: “A libro lucía stecher Académica del Departamento de Lengua y Literatura de la uah, del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos (cecla) y del Departamento de Literatura de la Universidad de Chile. La Banda Oriental, de Paloma Vidal Un mundo de violencia contenida 52

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