Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

que tiene inversionistas que van desde multiadquisidores hasta personas que buscan asegurar una buena jubilación a través de una propiedad, “en un país que no garantiza es- tabilidad enmateria de seguridad social”, añade Juan Pablo Urrutia. Esto ha tenido un fuerte impacto en la calidad de los espacios residenciales, ya que no están pensados para ser habitados de forma permanente. A esa conclusión llegó Michelle Cáceres en sus estu- dios sobre alta densidad habitacional. “Todo el mundo se preocupó en un principio del efecto en el entorno, pero no había ninguna mirada de lo que pasaba en las unida- des de manera individual”, cuenta sobre el interés que la llevó a iniciar la investigación que se convertiría en su te- sis del magíster en Hábitat Residencial de la U. de Chile. Uno de los casos que analizó Cáceres fue el de Victoria (30), lingüista, quien vivía junto a su pareja y su mascota en un departamento de 32 m² ubicado en la comuna de Santiago. “Durante el tiempo que trabajamos en los pla- nos y sacamos fotos para la tesis de Michelle, nos dimos cuenta de que vivíamos en un lugar superchico. Antes de la pandemia no era problema, porque llegábamos a la casa a dormir”, relata Victoria. En ese entonces, en 2020, llevaban cuatro años vivien- do en el departamento. Llegaron allí recién casados y titulados, y era la única opción que podían costear. Como el espacio era pequeño, tuvieron que reducir sus perte- nencias. “Victoria me decía que cuando llegó tuvo que deshacerse de cosas, de gran parte de su vida, porque en este departamento no le cabían los hobbies , no le cabían los recuerdos. Cuando uno se mueve lo hace con su his- toria, y ninguno pudo llevarla consigo”, explica Michelle. Pero fue durante el confinamiento que la falta de espa- cio se volvió más crítica. Como no tenían balcón, debían sacar constantemente a su mascota para que hiciera sus necesidades. El living, además, se llenó de cosas. “Estaban las bicicletas, los sillones, un teclado. Había de- masiadas cosas, así que estábamos 24/7 en el dormitorio. No salíamos de ahí. Yo trabajaba desde la cama, comía en la cama, dormía en la cama”, confiesa Victoria. Según Cáceres, el diseño de estas viviendas no está pla- neado para que una familia viva ahí. “Están pensados para un habitar temporal. No te caben los hobbies ni tu pasado, no hay espacio para hacer ejercicio. Estos lugares no per- miten hacer las actividades que necesita una persona para tener una condición de salud mental sana y satisfacer sus necesidades emocionales básicas”, concluye. Victoria, su esposo y su perro se mudaron a un lugar más amplio en diciembre de 2020 gracias a una mejoría en su situación económica. Ahora viven en un depar- tamento de tres dormitorios y ambos cuentan con un espacio para hacer actividades que antes no podían: Victoria tiene un escritorio y su esposo una pieza para realizar proyectos de sonido. Francisca, en tanto, que aún está adaptándose a su nueva vida en la ciudad, cuen- ta que el estudio es un primer paso en su independencia. “Siempre lo he considerado como un espacio temporal, mientras busco oportunidades laborales. No me imagi- no estar viviendo acá en tres años más”. Max Vakhtbovycn/Pexels 39

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