Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

Una mujer que ríe a carcajadas hoy no es juzgada de la misma forma que lo era en siglos anteriores, nos dice la historiadora Sabine Melchior-Bonnet, en parte porque la historia de las sensibilidades está marcada por las divi- siones de género, pero también porque la percepción que tenemos de las emociones varía con los cambios cultura- les. La ilustración de portada, a cargo deMathias Sielfeld, nos remite justamente a parte del repertorio emocional de nuestro tiempo: vemos a un hombre indignado fren- te a su teléfono, a un político que apela a sentimientos, a científicos que examinan esta suerte de galería de las emociones . Los afectos se racionalizan, se estudian y se mercantilizan quizás como nunca antes en la historia. Hay, sin embargo, estereotipos emocionales que perdu- ran: un hombre fuerte debe ser racional, frío y agresivo; mientras que de una mujer se espera sensibilidad, alegría y calidez. En este sentido, las artes nos tienden un espejo para observar las distintas nociones que han existido de sentimientos como el amor y el pudor, y que acá aborda- mos desde la música y la pintura. Tampoco quisimos dejar de lado un ámbito que desborda la cultura: sentir es, ante todo, una reacción corporal que involucra procesos quími- cos complejos que experimentamos todo el tiempo, que la granmayoría de nosotros desconoce y que disciplinas como las neurociencias y la psiquiatría aún intentan comprender. Vivimos en tiempos en que los populismos exacerban el miedo al Otro, en que los conflictos armados y la crisis cli- mática nos sitúan ante la angustia de un futuro incierto. Nos hemos acostumbrado a conceptos como el malestar o los discursos de odio ; y las discusiones acaloradas en re- des sociales y en los medios han hecho, incluso, que se hable de una “nueva era de emocionalidad polarizada”, dice Thomas Dixon. Por lo mismo, es necesario renovar nuestros repertorios afectivos y apelar a emociones que nos permitan imaginar nuevos caminos, que nos ayuden a recomponer el tejido social y el sentido de comunidad. Que nos guíen —como dice Sergio Rojas— en la “tarea de reinventar nuestra forma de orientarnos en el mundo”. E ste 2024, en que Palabra Pública cumple ocho años acercando el conocimiento y las artes a la ciudadanía, quisimos preguntarnos qué signi- fica lo humano en un mundo que cambia a un ritmo vertiginoso. Hace unos meses, de hecho, Geoffrey Hinton —llamado el padrino de la inteligencia artificial y uno de los creadores del Chat gpt— decía que esta- mos en uno de los puntos de inflexión más importantes en décadas, no solo por el impacto que esta tecnología podría tener en la educación, el trabajo o la economía, entre otros ámbitos, sino también porque nos enfrenta a una interrogante incómoda: ¿puede existir una inteli- gencia sin moral y sin sentimientos? Esta pregunta nos llevó a mirar de cerca uno de los ele- mentos que determina con más fuerza nuestra condición humana: las emociones, esa energía interna que nos im- pulsa a actuar y que involucra, a la vez, cognición, afecto, evaluación, motivación y cuerpo, según la definición de la socióloga Eva Illouz. Hoy, en que las humanidades, las cien- cias sociales y las ciencias han demostrado “las profundas conexiones que existen entre la razón y la emoción, entre el procesamiento cognitivo y el afectivo” —como lo recuerda el académico Thomas Dixon en estas páginas—, y en que los afectos se han convertido en un aspecto esencial en ám- bitos como la política y la economía, reflexionar sobre estos asuntos resulta urgente para entender quiénes somos. “Nuestras vivencias emocionales se generan a partir de nuestro contacto e intercambio con el mundo. Desde esta óptica, la cultura estará siempre antecediéndonos, no solo otorgándonos marcos interpretativos, sino colaborando en la producción misma del sentir”. Así explica la acadé- mica argentina Ana Abramowski un punto central de este número: las emociones están moldeadas por la cultura y son indisociables de su contexto histórico y social. Así lo plantea también el filósofo Sergio Rojas, quien nos advierte que el neoliberalismo nos ha acostumbrado a convivir con la violencia y el odio de un modo nuevo y extraño, como si fuera una “expresión de la estatura natural del ser humano”. por pilar barba Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile un nuevo repertorio emocional editorial

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