Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

Realizar actividades extremas libera diversos neurotransmisores asociados al miedo y al placer. Crédito fotografía a la izquierda: Héctor Guerrero / afp. Crédito fotografía a la derecha: Joe Raedle / afp. mas, miedos y fobias. Ahora se está conociendo mejor su mecanismo de acción y se cree que podrían ser beneficio- sas en el área de saludmental”, sostiene PedroMaldonado. Sin embargo, falta mucho que aprender, explica Andrea Slachevsky. “Desde hace unos años hay una crisis en el de- sarrollo de fármacos más efectivos, porque aún entendemos muy poco cómo funciona el cerebro”, asegura. Así lo señala también el zoólogo británico Matthew Cobb en su libro Una historia de la idea del cerebro (2024): “Uno de los indicadores más graves de nuestra ignorancia del cerebro es la grave cri- sis en la comprensión de la salud mental. Desde la década de 1950, la ciencia y la medicina han desarrollado enfoques químicos para tratar las enfermedades mentales. Se han gastado miles de millones de dólares en crear medicamen- tos que ahora se recetanampliamente, peroaúnnoestá claro por qué funcionan, o incluso si funcionan”, sostiene. Donde sí ha habido avances es en el estudio del me- canismo de las adicciones, principalmente gracias a la dopamina, neurotransmitor vinculado a esa conducta. “Se ha convertido en una especie de moneda universal para que los científicos midan la adicción. La dopamina puede ser incluso más importante para la recompensa y la motivación que para el placer”, explica desde Estados Unidos la psiquiatra Anna Lembke, autora del libro Ge- neración dopamina: cómo encontrar el equilibrio en la era del goce desenfrenado (2023). “La dopamina es el neurotransmisor que dice: ‘Oye, pres- ta atención, porque lo que está pasando ahora mismo es esencial para tu supervivencia’. El problema es que nuestro sistema de dopamina evolucionó para unmundo de escasez y peligro siempre presentes, no para el mundo en que se en- cuentrahoy”, indica lapsiquiatra. En laactualidad, casi todas las sustancias (incluidos los alimentos) y comportamientos humanos (como el uso demedios digitales) se han “droguifi- cado”, haciéndonos vulnerables a la adicción, explica. Cada emoción activa químicos que pueden ser repli- cados de manera artificial con medicamentos, drogas o algunos comportamientos. Hacer ejercicio produce dopa- mina, serotonina y endorfinas, pero esto también lo hace la cocaína, por ejemplo. “La cocaína activa directamente los circuitos de recompensa de nuestro cerebro, al imitar la acción de la dopamina. Eso hace que usarla sea increí- blemente gratificante: las personas experimentan euforia y suelen querer más”, indica Henry Mahncke. No es lo único con potencial adictivo: el uso de redes so- ciales sigue el mismo camino de recompensa que las drogas y el alcohol, explica Anna Lembke, ya que “conduce a un es- tado cerebral deficitario de dopamina”. Mientras hacemos scroll y el algoritmo de la red social nosmuestra videos simi- lares a los que nos han gustado, el cerebro está con niveles anormalmente altos de dopamina, por lo que al parar se su- merge enun estado de déficit. “Cuando uno come, no puede comer hasta el infinito, tiene que detenerse, y hay meca- nismos fisiológicos que generan esta sensación de placer y saciedad. Pero si estos no están operando normalmente, las personas se hacen adictas a la comida, a las drogas, al juego, a las redes sociales; porque crean pequeños momentos de placer que pueden ser prolongados hasta el infinito si uno no genera conductas de uso sanas”, diceMaldonado. Para averiguar si uno es potencialmente adicto, Anna Lembhke invita a hacer un ayuno de dopamina, dejando de usar el teléfono y las redes sociales por 24 horas. Tiem- po suficiente para entrar en abstinencia y reconocer si se es adicto o no. 15

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