Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

modelo de funcionamiento del cerebro humano basado en una mala interpretación de la evolución: la teoría del cerebro triuno, que postulaba que las partes centrales ten- drían que ver con el control de la emoción y la corteza con lo que se ha definido como la razón”, señala la neuróloga Andrea Slachevsky, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Esta teoría, creada por el neurocientífico estadounidense Paul D.MacLean en los años 70, proponía que el cerebrohu- mano está compuesto por tres capas que se desarrollaron evolutivamente: el cerebro reptiliano, el cerebro límbico y la neurocorteza, los que interaccionan permanentemente para la producción de la conducta. “Esas teorías evolutivas del cerebro no tienen ninguna validez científica. Lo que se sabe es que el procesamiento de la información sucede al mismo tiempo. No hay una división, uno no domina sobre el otro; de hecho, el cerebro es adaptativo y necesitamos los dos componentes para actuar”, agrega Slachevsky. Hoy se sabe que cada emoción desencadena un pro- ceso en red en el que participan la amígdala, la corteza y los ganglios basales, entre otros, los que están en di- ferentes partes del cerebro. “Uno puede identificar con distintas técnicas qué lugares cambian su actividad de manera importante cuando se experimentan emocio- nes. Muchas partes del cerebro participan en muchas emociones”, sostiene Maldonado. Sí hay zonas que participan más en cada emoción es- pecífica, como el sistema límbico —del que es parte la amígdala—, mientras otras tienen menos actividad, como la corteza. Al sentir miedo, alegría o rabia, no se piensa, se actúa. Ese es el objetivo de la emoción: provocar una acción que podría salvarnos la vida. Como lo explicó An- tonio Damasio en una entrevista: “Nuestra naturaleza nos provee de ambos aspectos: primero, de una acción que hace que podamos huir de forma efectiva, sin pensar ni reflexionar, de un lugar donde hay un peligro; y luego, nos provee del beneficio adicional de mantener en nuestra mente algo que nos recuerde esa fuente de peligro”. Otro factor que media en el desarrollo de varias emo- ciones son los neurotransmisores, químicos que permiten que las neuronas se comuniquen entre sí. La dopamina, conocida por su conexión con la felicidad y el placer, ade- más está vinculada con el miedo y la conducta adictiva, y su estudio es de gran importancia para la medicina, so- bre todo para el tratamiento de la depresión y la ansiedad, donde hay un déficit de ella. El avance enel conocimientode cómo funciona química- mente el cerebro ha llevado a buscar nuevos tratamientos para sus trastornos, eliminando otros más invasivos (como la lobotomía) y abriéndose al estudio de los psicodélicos para casos específicos. En enero, por ejemplo, el Depar- tamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos anunció que estudiarán el éxtasis y la psilocibina (deriva- da de hongos) en soldados que han regresado de la guerra con estrés postraumático y depresión, en los que no han funcionado las terapias convencionales. “Estas drogas han generado un gran interés porque pro- ducen cambios en las conexiones del cerebro; es lo que llamamos plasticidad neuronal. La psilocibina y el lsd pa- recieran ser herramientas prometedoras para fomentar dichos cambios, principalmente en gente que tiene trau- De izquierda a derecha: Tristeza, Ira, Miedo (atrás), Asco y Alegría son los protagonistas de Intensamente (2015). La segunda parte de la película se estrenará en junio y sumará otros personajes: Envidia, Vergüenza, Ansiedad y Aburrimiento. Crédito: Pixar / Walt Disney Pictures. 14

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