Palabra Pública N°31 mayo - junio 2024 - Universidad de Chile

hacen con lo recibido. Y al ser una acción que traccio- na tanto hacia la conservación como al cambio, puede incidir también en la emergencia de maneras de sentir diferentes. Por último, asumir que es posible enseñar y aprender a sentir tal vez genere cierto desencanto, por- que sacude el halo de magia y misterio que suele cubrir al ámbito de los sentimientos. Pero el carácter educable de las emociones no las convierte en objetos transparentes, predecibles o mecánicos, ni barre con las ambigüedades inherentes al sentir. La historia, la sociología y la antropología son, tal vez, las mejores aliadas a la hora de discutir los problemas que derivan de la explicación naturalista de la vida emocional, aquella que sostiene que el sentir brota de nuestra interio- ridad más profunda y se expresa hacia afuera, revelando lo que auténtica y definitivamente somos. Debatir esta pers- pectiva resulta necesario cada vez que nos topamos con justificaciones asentadas en el supuestamente inevitable e inapelable sentir individual, o cuando se pretenden impo- ner ciertas maneras de concebir los sentimientos a partir de argumentos ligados a lo esencial e inmutable. Hoy, en el marco de una amplia aceptación de la edu- cabilidad del sentir, los ejes del debate parecen haberse desplazado. Vivimos una época plagada de influencers, coaches y gurúes que, por distintas vías — podcast , charlas motivacionales, redes sociales, programas de radio, televi- sión, libros y revistas— brindan consejos para intervenir en la vida emocional. La idea que buscan transmitir es que el éxito en el trabajo, en el desempeño escolar, con las amistades, la familia, la pareja y la salud dependerán de la posibilidad de optimizar lo que sentimos, aprendiendo a evaluarlo, manejarlo y expresarlo. La llamada inteligencia emocional y su versión escolar, la educación emocional, son manifestaciones de este fenómeno. En paralelo, sin ponderar la vida exitosa y sin dotar a las emociones de un carácter instrumental, perspectivas ligadas al feminismo y a pedagogías críticas también hacen foco en el carácter di- námico y cambiante de la vida emocional, enfatizando en la deconstrucción de modelos cristalizados y priorizando maneras de sentir otrora marginales. Como señalé al inicio, se enseña y se aprende a sentir en el marco de valoraciones, expectativas y reglas vigentes en una época determinada, pero que no son unívocas, ni es- táticas, ni están exentas de impugnaciones. Asimismo, se enseña y se aprende a sentir sin que ello evite el desorden, la confusión o la posibilidad de sentir diferente. En tiem- pos de tiranías e imperativos emocionales, vale recordar estas premisas. France Presse Voir 11

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