Palabra Pública N°30 2023 - Universidad de Chile
palabra de estudiante L os oleajes de la memoria avanzan por las costas del presente, deformando las huellas en la arena y de- mandando aquello que, bajo el ritmo acelerado del capitalismo tardío, pa- rece imposible: tiempo. A 50 años del golpe de Estado, la marea sube y nos deja con el agua hasta el cuello, acorralados entre nuestros silencios y secretos. Y es que el plebiscito de 1988 no solo selló la salida institu- cional del régimen, sino también un compromiso tácito de repartir las culpas entre la sociedad civil y los or- questadores del horror, lo que marcó el tono conciliador y amnésico de la transición. Para consagrar el “Nunca más” como un emblema de futuro, tenemos la responsabilidad de reco- ger esas experiencias silenciadas y de encontrar nuevos mecanismos para transmitirlas y escribir una historia más justa y verdadera. Frente a la invisibilidad femenina en la estructura social, las narrativas de mujeres, alojadas en su mayoría en testimonios, entrevistas y crónicas, son clave para construir la memoria colec- tiva. Bajo la condena androcéntrica y concertadora de los noventa, las muje- res aparecieronsolocomo testigosde la dictadura, como observadoras lejanas y sufrientes que acompañaron a la Pa- tria por el viacrucis de la violencia. Así fueron vistas, en sumayoría, las luchas sociales por la defensa de los derechos humanos que encabezaron las madres, esposas y familiares de detenidos desa- parecidos y ejecutados políticos. Sin embargo, la necesidad de avan- zar en reparación y verdad exige que las voces de las mujeres abandonen su posición subalterna y testimonial para que sus recuerdos confluyan en la articulación dememorias colectivas. ¿Cómo lograr ese proceso de recons- trucción del pasado? ¿Cómo superar las barreras silenciadoras del patriar- cado y la dicotomía entre el espacio público y privado? Un primer paso es reconocer que los mecanismos para recordar tienen distinciones genéricas. Según la socióloga argentina Elizabeth Jelin, las voces de mujeres contarían historias distintas y con un enfoque diferente a las de los hombres, por lo que al ingresar al campo de lamemoria provocan discordia y pluralidad. Hom- bres y mujeres, dice Jelin, desarrollan habilidades disímiles en relación a la memoria, lo que está directamente re- lacionado con la separación sexual del trabajo y la subjetividadde los tiempos: las mujeres recuerdan a partir de la vida cotidiana, la familia, las tareas de cuidado y su vulnerabilidad como se- res sexuales; los hombres narran desde la seguridad de lo público, un espacio esencialmentemasculinizado. Con una genealogía injusta y difícil de rastrear, las escrituras de mujeres son una expresión de rebeldía contra la muerte, contra los horizontes cadu- cos del período y, sobre todo, contra el olvido. La mejor ofensiva frente a los pactos de silencio y lamonopolización del discurso es la organización de un relato con textualidades disidentes y diversas que convivan sin sofocar- se. La alianza entre las mujeres y sus memorias resulta, con todo, en una pulsión de vida y en un compromiso reparatorio con nuestra historia. lasmujeres contra elolvido catalina lufin Estudiante de Lite- ratura y Lingüística Hispánica y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Uni- versidad de Chile. 52
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