Palabra Pública N°30 2023 - Universidad de Chile
estrenar, en noviembre, la ópera El viaje a Reims , de Ros- sini, montada por primera vez en Chile. Viene llegando de Corea del Sur, donde participó en el Seoul Internatio- nal Music Festival. Su agenda, que durante los últimos años lo ha llevado a dirigir a la Orquesta de Filadelfia, la Sinfónica de Nueva York o la Ópera de París, toma una pausa en el casco céntrico de Santiago; un rubato , que en el arte de la interpretación tiene relación con robarle tiempo a la música. El conductor, con estudios en Yale School of Music y Peabody Institute, fue nombrado director titular de la foji en 2022, pero durante toda su carrera ha estado vincula- do con niños y adolescentes. Este año debutó en el Young People’s Concerts de Estados Unidos, un espacio consagra- do por el legendario director y pedagogo estadounidense Leonard Bernstein para comunicar la música clásica a un público joven. Hace poco más de una década, además, fue director titular de la Orquesta Sinfónica Infantil Juvenil de Colina, parte de la foji. —La foji es uno de los proyectos más importantes que tiene Chile —afirma—. Ojalá todo el mundo lo conociera. Se trata del semillero de músicos clásicos sinfónicos más importante del país, y lo digo porque todas las orquestas de Chile, ¡todas!, tienen miembros. Al mismo tiempo, se ejerce un impacto social sumamente cuantificable. Hay familias que se han visto beneficiadas por las conse- cuencias de tener un instrumento en sus casas. Entonces, estamos hablando de un programa exitoso no solo a nivel cultural, sino también social. De los niños que dirigió en Colina, un fagotista, un clari- netista y un trombonista se dedican a la música de forma profesional en Santiago, Temuco y Miami. —Hay una especie de conexión, inevitable, con la ener- gía juvenil. Creo que ver a un joven tocar un instrumento musical es un acto de belleza poética —reflexiona. Paolo Bortolameolli nació rodeado de música. Su me- moria sonora se remonta a la niñez, cuando se refugiaba bajo el piano de su abuelo materno, un abogado que ofició de notario pero que asistió al Conservatorio de la Univer- sidad de Chile. Rodolfo, su padre, fue un melómano. A los siete años lo llevó a su primer concierto en el Teatro Municipal de Santiago para escuchar la Quinta Sinfonía de Beethoven. El impacto de la música lo hizo estallar en lá- grimas, pero no de tristeza, sino de felicidad. —Ese momento cambió mi vida —recuerda hoy. Lue- go del espectáculo, dice, Rodolfo lo llevó tras bambalinas para que conociera al director de orquesta, el argentino Michelangelo Veltri. Al verlo, volvió a estallar en llanto. Su padre le explicó al director lo que había ocurrido du- rante la función y Veltri se emocionó. “Justamente por esto es que hacemos lo que hacemos”, le dijo al joven Pao- lo. Desde ese día, cuenta, quiso ser director de orquesta. Se tituló de pianista en el Instituto de Música de la Universidad Católica y estudió dirección orquestal en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, con el maes- tro peruano David del Pino, a quien conoció cuando ganó un concurso de la Orquesta Sinfónica Nacional para que un niño fuera director. —Ahí fue la primera vez que me paré al frente de una orquesta, a los 14 años —comenta rozagante. Bortola- meolli fue escogido dos veces para estudiar en Lucerna, entrevista Sesión de ensayo del director en el Teatro Municipal de Santiago, realizada en octubre de 2023. Crédito: Antonia Cataldo. 30
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