Palabra Pública N°30 2023 - Universidad de Chile
recuerdo haber descubierto la revista española El Pasean- te , de Siruela. Simplemente la amaba. Esta pequeña y modesta historia de formación —en que por cierto hay otros capítulos imprescindibles— se la debo, como tantos, al periodismo cultural, que enChile no se apa- gó jamás, ni en los peores momentos de la dictadura. Nos dio modelos que imitar y, enmi caso, al menos, una meta. Me pregunto cuántas personas tienen relatos similares a este, que recuerdan la materialidad de un periódico, el se- guimiento de una o varias firmas (no me perdía los perfiles que publicaba La Época en su última página) o la lectura de un texto que les hizo cambiar de perspectiva. Si por algo es- tudié periodismo, fue pensando en, algún día, escribir en una revista como Crítica Cultural , o en un espacio como Li- teratura y Libros , donde se publicaban los textos de Camilo Marks y una joven Patricia Espinosa, que tituló su reseña de Estrella distante , de Roberto Bolaño, de una manera que, con los años, tampoco olvidé: “Nace una estrella”. Sin embargo, La Época cerró en 1998, durante la llama- da transición, y los espacios para la cultura se hicieron cada vez más exiguos en la prensa escrita. Aun así, en los 90 alcancé a estar en La Nación , un diario que cerró en 2010. Este 2023 también dejaron de existir el suplemento “ku” y la revista La Palabra Quebrada , que hacían un tre- mendo aporte a la reflexión cultural desde regiones. En octubre de este año, el periodista Roberto Careaga escribió una columna para Revista Santiago sobre los pro- blemas de la crítica literaria. Gran parte de su diagnóstico se podría hacer extensivo al periodismo cultural, el que tiene cada vez menos presencia en los medios masivos. Pocos días después de esa discusión cerraron las páginas culturales de Las Últimas Noticias , uno de los pocos bas- tiones que quedaba para esta área del periodismo y para la crítica literaria con alcance nacional. Solo la convicción del editor Andrés Braithwaite logró mantener en pie por tanto tiempo esas páginas, en las que escribieron Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas, Alejandro Zambra, Roberto Merino, Patricia Espinosa, Gonzalo Maier, María José Fe- rrada y Leonardo Sanhueza, entre otros. Sabemos que hay otros espacios—revistas virtuales, pod- casts , Instagram, TikTok— en que se hacen comentarios en torno a la cultura del libro. Pero también sabemos que en su mayoría son espacios autogestionados, con casi nulo finan- ciamiento y que funcionan más que nada por voluntad, lo que los vuelve muy frágiles. Tampoco podemos obviar que un tercio de la poblaciónmundial aún no accede a internet, y que navegar sus aguas sinuna brújula puede ser una aven- tura turbulenta. Son océanos de información y voces en los que resulta demasiado fácil perderse y, sobre todo, olvidar. “S i él se ve tan grande, es porque todos esta- mos de rodillas”. Nunca olvidé este rayado, primera invitación que recibí a la moviliza- ción política y que aparecía en un reportaje sobre textos contra Pinochet en losmuros de Santiago, no sé si en LaMaga o Pluma y Pincel . Sí sé que era una adolescente y que estábamos en los últimos años de la dictadura. Nunca lo vi en las calles, pero el texto seme quedó grabado al verlo en el papel. Durante años recorté reportajes como ese y los pegué en un cuaderno que llevaba por nombre “Recortes”, y en el que había desde una nota de La Segunda en la que se afirmaba que Proust decapitaba ratas para sobrellevar el insomnio, a una reseña sobre El deseo de toda ciudadana . Con mi cuaderno supongo que compensaba el proble- ma de muchas casas chilenas: la escasez de libros. Por lo mismo, leía con avidez cualquier pasquín que llegara a mis manos. Recuerdo haber tenido revistas como El gato sin botas y La Castaña . Por supuesto que coleccionaba La Bicicleta , y también juntaba los programas del Cine Arte Normandie escritos por José Román. Ya en la universidad, recortes columna Las páginas culturales son espacios para pensar una sociedad, mediar la producción artística e intelectual y abrirse a nuevas perspectivas. Pero el periodismo cultural en Chile no es una prioridad ni para el Estado ni para el sector privado. lorena amaro Crítica literaria y profesora del Instituto de Estética uc. 10
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