Palabra Pública N°29 2023 - Universidad de Chile

En 1973, un equipo dirigido por Pablo Perelman y Silvio Caiozzi emprendió una aventura inédita: filmar una suerte de western en el desierto chileno. Pero A la sombra del sol pasó a la historia por otras razones. Además de convertirse en el testimonio final de un sueño colectivo y objeto de culto para el pueblo atacameño de Caspana, también fue la última película en que trabajaron Carmen Bueno y Jorge Müller, detenidos y hechos desaparecer al día siguiente de su estreno. por yenny cáceres una película inmortal reportaje F ue en noviembre de 1971, durante un viaje al nor- te, la primera vez que el cineasta Pablo Perelman (1948) escuchó hablar de la historia de unas niñas violadas por unos prófugos de la cárcel de Cala- ma. Era un veinteañero y, como la mayoría de los artistas de la época, apoyaba con entusiasmo a la up. Por encargo del mir, filmaba un documental sobre la visita de Fidel Castro a Chuquicamata. En una escala en Antofagasta, el respetadísimo director de teatro Pedro de la Barra le con- tó sobre este episodio ocurrido hace décadas en Caspana, un pueblo del altiplano, que tenía un final inesperado: la comunidad decide hacer justicia por sus propias manos y matar a los violadores. “Esto podría ser un buen argumento para una pelí- cula”, le sugirió de la Barra, un consejo que el cineasta nunca olvidaría. De rostro anguloso, alto y flaco, a sus 74 años Perelman luce como un practicante ideal de yoga. En su escritorio, en un departamento antiguo del paseo Bulnes, conviven libros e implementos para practicar iyengar, un método de yoga. Justo al lado de un computador, destaca una nota titulada “La Población de El Loa”. Publicada en 1931 en La 56

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