Palabra Pública N°29 2023 - Universidad de Chile
que nuestra tutora llamaba misteriosamente “un semio- clasta”. Y, en efecto, te entregaste a la misión oscura de leerlo, lo recortaste, lo reensamblaste, reordenaste al líder soporífero en esquemas escabrosos e infinitos. Lo descua- jaringaste y, al final, tus hallazgos daban susto. Los “Nuevos Tiempos” te habían reservado un gran papel. Para esa voz, la única voz, eras Nadie . Nadie , éramos Nadie , los únicos rivales que el líder re- conocía en sus bostezos: Nadie . En el extremo contrario, estaban Todos , quienes merecían también el sobrenombre de Nosotros . Allá, Todos propendían al “equilibrio”, Todos demandaban “bienestar”, Todos se amparaban en “una base sólida”, Todos derrochaban “confianza” y abjuraban del “rencor”. Acá, Nadie “se marginaba” (de la ancha co- rriente del porvenir) y Nadie “se sumergía” (en la apatía o la indiferencia). De modo que ya no nos contábamos en- tre Todos y ya no éramos Nosotros ; éramos Nadie , no el de Parra, ni el de Jarmusch, ni tampoco el delfín mal ages- tado y distímico de aquella banda ochentera. Éramos un vacío sin conciencia, un cero absoluto que parecía avalar al mercachifle de Harvard y al que no correspondería otro rol que el de cargarse eternamente a cualquier resabio de “política”. ¿Cómo polemizar, camarada, sobre algo en lo que Todos se habían puesto de acuerdo? ¿Cómo es que ha- bíamos mutado en oponentes-que-no-se-oponen? ¿Con qué objeto ir en contra, mi amigo, de Nosotros y de Todos ? No y no, caballero, hombre, el clamor elíptico de los años nos quitaría la venda calamitosa: tus anarcodiatri- bas, por binarias, te emparentaban con la visión del líder maniqueo y fome. Abyectas resultaban, por hombrunas y airadas, las explicit lyrics que defendías otrora. Había que admitirlo: tus actantes ymorfemas se imbuían demiradas que inculpaban al gobierno (¿como si fuera algo perver- so?) por “travestismo”. Y los genios literarios del ayer, los de “tu época”, operaban como ese tenista despolitizado y enviciado con el top-spin de sus rimas tecnocráticas. Nada era como antes, pero Todos —esta vez con la novedad im- postergable, incluyente, de una “a”, una “e”, una arroba, una equis— continuaban aguardándote. Obligado fumas menos, camarada, no si sí, no si no, sí o no, y aún te arrean de vez en cuando hacia el folclor de patroncitos, como si los patroncitos no hubieran sido, precisamente, los que esquilmaron a tu zona y tus abue- las. Por momentos fuiste visto con sospecha en Plaza Dignidad, igual que antaño por Sanhattan o Lastarria. Y aunque ya es bastante mainstream , todavía relees ca- bizbajo el epígrafe con que abriste tu investigación de Nadie , de Nosotros y de Todos . Es la cita de un poeta del posgolpe —de los que hablaban de patrullas y de barro y de patadas—, donde hoy sigue retumbando, maldita sea, el tictac que te despierta y te adormece: “Después de ir con los ojos cerrados, / por la oscuridad que nos lleva, / abrir los ojos y ver la oscuridad que nos lleva: / con los ojos abiertos y cerrar los ojos”. Imagen de la pieza de videoarte “Chile on the Road to nafta, Accompanied by the National Police Band” (1997), de la artista estadounidense Martha Rosler. Gentileza de Martha Rosler. 49
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