Palabra Pública N°29 2023 - Universidad de Chile

que ella intentaba averiguar dónde había sido trasladado su esposo y en los que escuchaba la misma recomendación tanto de amigos como de sus captores: debían salir del país. Se fueron a México por invitación de Rodolfo Stavenha- gen, uno de los sociólogos que les ofreció ayuda. “Eso fue muy bonito. Fue algo inesperado. Por ejemplo, (Fernando Enrique) Cardoso, que fue profesor nuestro, Alain Tou- raine y Michel Crozier (que había dirigido su doctorado en Francia) nos ofrecieron recibirnos. La flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) lanzó un comu- nicado sobre la situación de los sociólogos en Chile y ahí estábamos nosotros; había una red de sociólogos que se dio cuenta de que éramos perseguidos, que Pancho estaba des- aparecido e hicieron un llamado para que saliéramos vivos. Empezamos a formar parte de un grupo protegido por la isa (International Sociological Association) y la lasa (Aso- ciación de Estudios Latinoamericanos)”, cuenta Tarrés. En el momento en que muchos científicos e inves- tigadores salían del país, el físico y académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile (fcfm) Boris Chornik Aberbuch decidió ayudar a la oposición clandestina. Abiertamente simpatizante del gobierno de la Uni- dad Popular, aunque no militaba, terminó aceptando la propuesta de convertirse en ayudista del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (mir), los primeros que se le acercaron a proponerle una acción de oposición a la dic- tadura. “Me propusieron difundir información que estaba vedada por el gobierno de Pinochet. Información acerca de las torturas y las muertes, que no se podía decir públi- camente y poca gente, en general, sabía”, cuenta hoy. Se trataba de documentos pequeños que se repartían de mano en mano y que eran disimulables. Chornik usaba una proyectora de diapositivas para replicar en papel foto- gráfico esa información, como si fuera una fotocopiadora. Por cerca de un año cumplió esa misión, pero en di- ciembre de 1974 fue detenido por la Dirección Nacional de Inteligencia (dina) y llevado al centro de detención y tortura conocido como “Venda Sexy” o “La Discoteque”, en la calle Irán 3037. El mismo día, su pareja, la bailarina de ballet Nora Guillén, también había sido trasladada al lugar. “Ya tenían información obtenida a través de tortura a miristas arrestados antes y tenían todo un organigrama. Yo estaba en el último eslabón y no esperaban que hubiera nadie más después de mí, así que no me preguntaron por otros integrantes, pero de todas maneras no escatimaron el maltrato, las amenazas y la tortura psicológica. A pesar de eso, me hicieron declarar que me habían tratado bien y me trasladaron a Cuatro Álamos. Seguía incomunicado con el resto de la población”, relata. Permaneció en ese lu- gar por otras dos semanas antes de ser trasladado a Tres Álamos, donde recién apareció oficialmente como dete- nido y sus padres pudieron visitarlo. Allí también obtuvo una autorización para casarse con su novia, aún siendo prisioneros. Nunca se les acusó de algún delito. “Yo no tenía ningún juicio, no me habían formulado De izquierda a derecha: Romilio Espejo; María Luisa Tarrés; y el frontis de la Escuela de Ingeniería de la U. de Chile (Foto: Archivo fech). Abajo: Certificado de detención en el Estadio Nacional de Romilio Espejo; y Boris Chornik. reportaje 46

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