Palabra Pública N°29 2023 - Universidad de Chile
«Una conmemoración como la de las cinco décadas del golpe de Estado es un recuerdo movedizo, que puede condensarse en un ritual que traiga al presente las brisas que deberían avergonzar a la historia. No importa si se trata de un minuto de silencio o de un sentido misal académico. Lo que importa es que esas imágenes quedan en condiciones de salir de sus ataúdes de tiempo para abrir una pregunta en nosotros». federico galende Escritor, filósofo y profesor de la U. de Chile. Ha publicado, entre otros libros, Historia de mis pies (2018), Filtraciones (2019), Retrato del artista como Samurái (2020), Me dijoMiranda (2022) y La vida inmueble (2022). miradas heladas Miraban con una atención tranquila, como si lo siguieran, pero no estaban ahí. Y eso era lo delicado, esa hilera de ojos vacíos grabados en el hielo en ca- lidad de litigantes mudos. El golpe de Estado de 1973 no dejó en Chile una imagen como esa. La dictadura acudió al método tenebro- so de las masacres robadas, motivo por el que no hubo siquiera un rostro en el que estampara la muerte, como escribió Hannah Arendt en referen- cia a las factorías de cadáveres que proliferaron durante el nazismo, su sello negro. Pero en algún lugar que- daron impresos, tal vez en la placa calcárea de la memoria, más dúctil pero también más perenne que la su- perficie helada de un lago. Después esas misteriosas muertes sin rostro, prendidas a nombres que una y otra vez se seguirán evocando, pasaron a las miradas de quienes ha- bían sobrevivido. No eran miradas de desconsuelo, eran miradas fugi- tivas, desprendidas violentamente del horizonte donde se reunían (en algún punto lejano y envuelto por las pátinas provisorias de una ilusión solidaria) y derramadas ahora en el suelo. Se las percibía en las calles esparcidas y esquivas, como si de un día para otro hubiesen comenzado a desconocerse, cabizbajas y concen- tradas en las líneas monocordes de los adoquines. C urzio Malaparte señaló a cierta altura de sus cróni- cas, tituladas El Volga nace en Europa (1943), que incluso el horror y la guerra tienen en ocasio- nes sus delicadezas. ¿A qué se estaba refiriendo? Malaparte era un capitán retirado del ejército de Mussolini que había cambiado de parecer des- pués de cubrir como corresponsal la primera línea del frente durante el asedio de Leningrado, donde fue sacudido por la tenaz resistencia del pueblo soviético. Lo cierto es que una mañana caminaba por un riachue- lo que desembocaba en el Ládaga, a una centena de kilómetros de Lenin- grado, cuando se quedó de pronto extasiado contemplando no solo el agua celestial que corría bajo sus pies, sino también, grabados en el cristal transparente, una hilera de máscaras de vidrio que lo miraban fijamente a los ojos. Se trataba de unos rostros hermosos, estampados en una ima- gen colmada de piedad y de dulzura. Enseguida entendió lo que había sucedido: los cuerpos de los soldados soviéticos habían caído barridos por el fuego enemigo mientras intentaban cruzar el río, y tras quedar atrapados durante todo el invierno en el hielo, las primeras corrientes de agua pri- maveral los liberaron de sus ataúdes transparentes, solo que dejando sus rostros impresos en el hielo azulino. ensayo 30
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