Palabra Pública N°29 2023 - Universidad de Chile

reflexiones diferentes”. Las ciencias no son una herramienta para definir el bien o el mal ni entregar un juicio de valor: son un método para intentar entender más allá de nuestra pro- pia subjetividad. Parecería entonces más prudente declinar la invitación a participar de este número de Palabra Pública . Pero a veces las circunstan- cias nos sugieren una alternativa. Hay textos que nacen de la volun- tad propia de abordar un tema, hay otros motivados por solicitudes y es- tán los textos fortuitos. En este caso, la conjunción de un viaje y el oficio de médica neuróloga resultó en este texto sobre exilio, golpe de Estado en Chile, demencia y ciencia. En mayo de 2023 me invitaron a inaugurar un encuentro sobre salud cerebral, demencia y ciencia en el Instituto Nacional de Ciencias Médi- cas y Nutrición Salvador Zubirán, de Ciudad de México, organizado por el Global Brain Health Institute. Qui- zás la cercanía de la conmemoración de los 50 años del golpe o mi propia experiencia de vida en el extranjero posgolpe me indujeron a iniciar la in- tervención agradeciendo al pueblo de México por su solidaridad con Chile al abrir sus fronteras a miles de chi- lenos exiliados. Pensé en un primer momento que sería un paréntesis pre- vio a las típicas palabras inaugurales. Pero la conjunción algo azarosa de dos lugares geográficos, Chile y México, me llevó hacia otro tipo de reflexión. Recordé la historia de los exilia- dos que saltaron las altas rejas de las embajadas para salvar sus vidas y per- manecieron durante meses en esos recintos en espera de la autorización de salida del país. Recordé la histo- ria de embajadores acostumbrados a vivir en grandes residencias que redu- jeron su espacio vital a una pieza para dar refugio a centenares. “Se imagi- nará la angustia y la tensión con que convivíamos el día entero, además del ruido a ciertas horas y también —todavía me cuesta reconocerlo— el olor penetrante, que a ratos se vol- vía insoportable y en el cual quienes trabajábamos ahí nos avergonzamos de reparar, porque en la situación en que nos encontrábamos esa tenía que ser la última de las preocupaciones. Y créame que lo era. La embajada es- taba permanentemente vigilada por la policía o por soldados armados. Y desalmados”, cuenta un viejo funcio- nario de la embajada de Francia en Chile en el libro Como de un país (2021), de Marco Andrés Montenegro. Pensé en la magnífica película de Fernando Pino Solanas, Tangos, el exilio de Gardel (1985), que cuenta la historia de los exiliados latinoamericanos en París, ciudad cuya hermosura era in- capaz de apaciguar su desarraigo y su nostalgia por las tierras de origen: “Un país donde pueda ser yo sin sentirme cucaracha”, “unpaís en que valga en tu opinión, aunque seas un ratón” (aun- que me temo que ese país solo puede existir en la nostalgia desaforada de los exiliados). Recordé también la his- toria de los hijos de exiliados, muchos de los cuales viven por siempre con la no pertenencia a un territorio, como Fabián Rivas 25

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