Palabra Pública N°28 2023 - Universidad de Chile

Una memoria enterrada Vals chilote , de Yosa Vidal E n Vals chilote , Yosa Vidal (1981) da vida a Hiroito Cáceres, un chilote secuestrado y torturado por agentes de la dictadura siendo apenas un estudian- te, y que con el paso del tiempo se exilia y se convierte en guerrillero. Él regresa a la isla para luchar bajo la insignia del Frente Insurgente Austral (FIA), del que es el único militante. Con esta historia, la autora alumbra una zona poco explorada por nuestra literatura hasta hoy: la de la insurgencia armada. Sin ir más lejos, la propia novela pone como referente la Operación Retorno y la verdade- ra masacre que fue Neltume, donde murieron práctica- mente todos los miristas que intentaron hacer resistencia en esa localidad sureña en 1981. Llama mucho la atención el registro elegido por Vidal para construir la historia. Después de esta novela, creo que no cabe ni la menor duda de su capacidad como escritora para transitar por diversos estilos, de su talento y versatili- dad. Mientras El tarambana (2016) hurgaba también en la dictadura, pero con el sello de la picaresca como forma, y Los multipatópodos (2018) se presentaba como un arte- facto extraño, un alucinante bestiario en que la suma de las ilustraciones y el texto deslumbraban por su rareza en nuestra literatura, Vals chilote bien podría ser, en algunas de sus páginas, una novela realista de los 80 o 90. Y sospecho que en ello radica, en esta oportunidad, la experimentación de la autora. El simulacro se rompe, sin embargo, cuando POR LORENA AMARO «Llama mucho la atención el registro elegido por Vidal para construir la historia. Después de esta novela, creo que no cabe ni la menor duda de su capacidad como escritora para transitar por diversos estilos, de su talento y versatilidad». abandonamos los diálogos y nos encontramos con la rica vida sensorial de un hombre que ha vivido en un agujero, que renuncia a sabores, amores, alegrías familiares, y que en sus sueños es visitado por personajes de la mitología chi- lota, una teratología a la que la imaginativa autora de Los multipatópodos logra darle un nuevo carácter. Es así como encontramos en Vals chilote abundantes diálogos, descripciones y especialmente un paisaje: la llu- via, la vida de provincia en que todos se conocen, el teñido y el tejido de las lanas, los oficios y trabajos que Vidal re- pasa hábilmente para dar forma a personajes trágicos pero esperanzados, como suspendidos en una época que sigue golpeándonos en el presente, a través de un relato que des- mitifica el lugar del héroe o la heroína. Completan la escena de este Chiloé ochentero Ramón Millán, su compañera Raquel, la madre y la hermana de Hiroito, Ester y Julia, entre otros personajes que no temen vivir, aunque sea así, a contrapelo, como les ha tocado. Los pensamientos de Hiroito toman el pulso a la situación: “La revolución la puedo hacer yo solo, la gente debe estar concientizada pero no necesito a nadie para em- prender una acción armada. Y si tuviera que correr por un callejón oscuro, el pueblo ahora estaría dispuesto a cerrar las filas para protegerme. (...) Sin embargo, nadie tiene que protegerme, nadie puede protegerme, pensó 54

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