Palabra Pública N°28 2023 - Universidad de Chile
Florencia Cosin mi propia experiencia en los medios: “Si te dejabas ver muy fan, te miraban en menos”. “Sí, es algo real —responde—. Pero a ellos también les pasa. Lo que sucede es que se lo niegan. Hablo de los hom- bres cishetero . Lo de tener a otros varones sobre el escenario y sentir esa atracción, sentirla con el cuerpo, se lo niegan. Yo creo que, en general, las mujeres y la gente queer tienen otra relación con la música, porque se asume la parte se- xual que implica ser fan. El fanatismo tiene que ver con la obsesión, el entusiasmo y la sensación erótica que produ- cen la música y los músicos. Me parece que la sistemática negación de la sexualidad y todo lo que se siente con la música trivializó mucho la manera en que las mujeres se relacionan con ella. Creo que muchas chicas también lo niegan, sobre todo las periodistas, como para sentirse un poco más ‘serias’, lo que para mí es una especie de misogi- nia internalizada”, dice. “Y pasa esto porque el periodismo musical está absolutamente dominado no tanto por varo- nes, sino por esta idea de cómo se escucha la música”. Y menciona una nota que apareció en un portal ar- gentino hace algunas semanas. “Una de esas estupideces que publican de vez en cuando”, dice. Se trataba sobre las groupies más famosas de la historia. “¡Y estaba Marianne Faithfull! —reclama Enríquez—. O sea, hay mujeres que sí han sido groupies , que tenían ganas de serlo, de ser las compañeras sexuales de los músicos y está bien. Hubo montones de excesos. Eso fue cambiando con el tiempo y también fue parte de su época. ¡Pero Marianne Faith- full nunca fue eso! Fue la novia de Mick Jagger mucho tiempo, escribió canciones con los Rolling Stones, era ab- solutamente respetada como música en ese círculo. Sigue estando en actividad y saca unos discos extraordinarios. O sea, clásicos como Broken English . Esa nota era desesperan- te, no porque hubiese estado mal que fuese groupie , sino porque estamos en 2023 y no se dieron cuenta de que esta mujer es una gran artista”. Estamos en 2023, pero hay cosas que aún no cambian. El disfrute sexual de la música, por ejemplo, todavía no es del todo aceptable a nivel social, advierte la escritora: “Lo ves en los shows de Harry Styles, Louis Tomlinson, Gaga o Rosalía, y las chicas gritan como locas. Quiero decir, es una cosa muy pansexual lo que pasa con la música. Siempre se dice que son unas locas, unas histéricas; que cómo pueden estar en la calle durante seis días, cosa que no pasa cuando los varones hacen lo mismo por una entrada para ver a la selección de fútbol de un país”. Y agrega: “Me han retado mucho por ser fan, mucho, pero no les hago caso”. Mariana Enríquez detecta “otro peligro” en el periodis- mo de música: la escritura sobre mujeres o sus obras la están haciendo otras mujeres, como si fuese un terreno que los varones no quisieran explorar. “Por ejemplo, al último disco de Lana del Rey le hi- cieron una muy buena reseña, muy bien pensada, en The New Yorker . Pero lo hizo una chica. Está empezando a pa- 37
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