Palabra Pública N°28 2023 - Universidad de Chile
Pexels 1992, rechazó una patente de la Farmacéutica Upjohn para un ratón transgénico al que se le introdujo un gen por el cual perdía su pelo, con el propósito de investi- gar productos de prueba para tratar la calvicie humana y explorar técnicas de producción de lana. El argumento para rechazar la patente se basó en un análisis utilitario de balance de beneficios y perjuicios, en el que se concluyó que la intervención en el animal era contraria a la moral y, por lo tanto, no patentable, ya que se le hacía sufrir para un beneficio humano que no revestía importancia. Sin embargo, no todos los países analizan las patentes desde el punto de vista ético, ni tampoco todas las modificaciones genéticas están sometidas a la ley de patentes. También se puede desincentivar el requerimiento de animales que han sido creados con elementos que les ha- cen sufrir. En los Países Bajos, por ejemplo, se pretende prohibir mascotas que sufren problemas de salud debido a mutaciones genéticas, como los perros con hocico cha- to, entre los que están los de raza pug y ciertos buldogs, que por su condición siempre se encuentran sin aliento, y también algunas razas de gatos que tienen las orejas dobladas hacia atrás. De esta forma, su tenencia y el acto de publicitar fotos sería ilegal. La razón es que se les hace sufrir solo por un motivo estético. Para la bioeticista estadounidense Jessica Pierce, crear mascotas que sufren solo porque nos resultan bellos cons- tituye una forma de crueldad: "Los mismos atributos que hacen que los perros pequeños sean bonitos y populares están limitando poco a poco su capacidad para funcionar como animales de verdad", escribió en la revista Aeon . De hecho, existen estructuras que evocan la apariencia de un bebé en un animal y que los hacen atractivos para los clien- tes. Por ejemplo, la cara redonda, los ojos grandes, la nariz pequeña; la piel o el pelo suaves, además de ciertos olores característicos y el sonido del lloriqueo. Desde una perspectiva ética, el diseño de animales no se puede dejar al arbitrio de la lógica comercial y los gustos o caprichos de los clientes, en particular cuando este tipo de prácticas puede afectar y hacer sufrir a seres vivos. Ha- bría que regular este comercio, y las decisiones tampoco deberían depender solamente de expertos. La ciudadanía también debe ser parte de este diálogo para determinar qué intervenciones pueden aceptarse y cuáles no. La reflexión ética plantea una superación del antropo- centrismo, según el cual los organismos naturales solo tienen valor en cuanto a su explotación por el ser humano. Debe- mos reconocer que la naturaleza tiene sus propios fines y que no es un simple medio al servicio de los humanos. EDUARDO RODRÍGUEZ Y. Investigador y profesor del Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética de la Universidad de Chile. Doctor en Biología por la Universidad de Nueva York. LÍMITES 33
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