Palabra Pública N°28 2023 - Universidad de Chile

LÍMITES mara de vigilancia administrada por la galería de arte CIMA se convirtió en el centro de atención de ciudadanos(as) que se conectaban a través de YouTube, así como de artistas, arquitectos(as), urbanistas, reporteros(as) y una pléyade de investigadores(as) nacionales e internacionales, cuyo ma- peo audiovisual permitió una mirada absoluta sobre la zona cero. La efervescencia de quienes observaron aquellos suce- sos, empero, no dejó espacio a la conciencia privilegiada de la distancia vertical. Poco tardaríamos en saber que la mirada a través de una cámara cenital ofrecía una experiencia distin- ta a la escala de quienes inhalaban los gases lacrimógenos o recibían el impacto del agua junto a los balines cegadores. Es por ello que la escala sensorium comporta también un lugar intermedio en toda cartografía absoluta. Actualmente parece indispensable avanzar hacia una lectura crítica de las escalas, menos a través de una semán- tica proposicional que ha demostrado, en efecto, que el mapa no es el territorio, y más dentro del controvertido espacio ontológico de aquello que es, puesto que ser o no el equivalente a una realidad pasa antes por problemati- zar la escala desde donde se aborda ese supuesto límite ontológico. Por medio de las “perturbaciones escalares”, Timothy Clark sugirió en 2012 repensar críticamente las competencias disciplinares de las humanidades y estéticas medioambientales, específicamente a través de sus múlti- ples escalas: pensemos en la arquitectura paisajista sobre humedales, las innovaciones biomateriales con recursos fósiles, las fronteras migratorias delimitadas por imágenes de drones, las georreferencias policiales sobre zonas ocupa- das clandestinamente, las estéticas liberales de los urbanis- mos tácticos, las colecciones museográficas interespecies, etcétera. Es decir, la perturbación de una escala disciplinar consiste, precisamente, en subvertir el pensamiento que cree encontrar la crisis humanista-medioambiental fuera de sus propios mapas cognitivos. En una línea similar, Claire Colebrook (2017) ha propuesto repensar las at- mósferas, el clima, las extinciones, las máquinas y las imá- genes de la cultura no solo como la superficie o terreno en el que nos encontramos, sino como capas sobre el tiempo, con sus propios agotamientos y límites. De ahí entonces la posibilidad de una historia multiescalar. Si las escalas pueden perturbar los límites de las disciplinas es, quizá, porque la disciplina misma ha llegado a una forma de agotamiento. Así, del mismo modo que la disciplina no es el territorio , se podría sostener que el interés multiescalar no pasa por discutir la dimensión óntica y liminar de lo que es el conocimiento, sino por repensar el lugar que ocupa la mirada disciplinar al configurar las escalas de su pensamiento. CRISTIÁN GÓMEZ-MOYA Doctor en Historia y Teoría del Arte. Director de Investigación y Creación de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, U. de Chile. Es autor de los libros Hegemonía y visualidad (2018), Human Rights/ Copy Rights (2013) y Derechos de mirada (2012). «El interés multiescalar no pasa por discutir la dimensión óntica y liminar de lo que es el conocimiento, sino por repensar el lugar que ocupa la mirada disciplinar al configurar las escalas de su pensamiento». America Meridionalis , de Gerardus Mercator (1606) Biblioteca Nacional de Israel 25

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