Palabra Pública N°28 2023 - Universidad de Chile
artificial (IA). Nuevas plataformas como el ChatGPT están causando tanto entusiasmo como horror. ¿Qué opinas al respecto? —En estos momentos, me interesa más la inteligencia artificial visual que la de texto, la que, según he visto hasta ahora, solo permitirá crear ensayos mediocres, nada terri- blemente inteligente u original, por lo que no estoy preo- cupado como profesor. Sí me entusiasma la capacidad de las IA para democratizar las representaciones visuales. Estas tecnologías están permitiendo expresarse a gente que, de otra manera, no habría tenido acceso a este tipo de herra- mientas. Me interesa el proceso de reimaginación colectiva al que invitan, no el resultado. Estamos viviendo una revi- talización del surrealismo, ya que la gente está usando estas herramientas para hacer cosas que jamás se han visto... Hay aspectos muy positivos de la IA que no están recibiendo mucha atención. Entiendo que se problematice si las plata- formas desplazarán al artista o si precarizarán sus ingresos, y es algo que me preocupa. También las violaciones de los derechos de autor o la falta de control sobre las imágenes, como los deep fake . Son preocupaciones legítimas. Pero también creo que deberíamos estar muy entusiasmados por la posibilidad de expresarse visualmente y por cómo eso abre nuestra imaginación a nuevas perspectivas. La imaginación es un tema que has trabajado mu- cho a través del Civic Imagination Project, una iniciati- va que propone la creación de realidades posibles como una forma de incentivar la participación política. ¿Por qué es tan importante la imaginación en este ámbito? —El estado general de pesimismo que vivimos hoy es producto de una capacidad de imaginación limitada para pensar en otras posibilidades. Hay una expresión que me gusta mucho: “la tiranía de lo posible”, la sensación de que nos autocensuramos al pensar cómo se vería una sociedad mejor porque no creemos que sea alcanzable. Son ideas que ni siquiera nos contamos unos a otros. No hablamos sobre el tipo de planeta que nos gustaría, en oposición a la reali- dad que tenemos. Hoy vivimos en un mundo de imagina- ción apocalíptica, una distopía pesimista. Y nunca vamos a poder cambiarlo a menos que podamos hablar no solo de las cosas contra las que luchamos, sino también de nues- tras metas, de cómo se vería un mundo mejor. Es difícil protestar contra lo que está mal en la sociedad sin articular primero qué puede estar bien. Y la única forma de generar consenso sobre lo que queremos construir es compartir esa imaginación con otros, a pesar de que muchas veces se sien- te riesgoso pensar en mundos mejores. Imaginar parece un acto revolucionario. —Lo es. Necesitamos atrevernos a imaginar si queremos vivir en un mundo mejor. O, dicho de otra manera: antes de construir un mundo mejor tenemos que pensar cómo sería. Es el eje de lo que llamamos “imaginación cívica”. Tienes que pensar en ti mismo como un agente social, capaz de ha- cer cambios significativos, de ser parte de comunidades más grandes y tomar en cuenta sus preocupaciones colectivas. *** Cuando Henry Jenkins publicó Textual Poachers (1992), su primer libro (traducido al español en 2010 como Piratas de textos: Fans, cultura participativa y televi- sión ), las audiencias aún eran entendidas como consumi- dores de las industrias culturales, espectadores relegados a un papel pasivo. Pero él había visto otra realidad en las comunidades de fanáticos, espacios donde los usuarios se apropiaban de productos para intervenirlos y contar sus propias historias. Los fans defendían su derecho a partici- par de forma activa, a traducir estos contenidos masivos a las lógicas de la cultura popular. Así, acuñó el término “cultura participativa”, que revolucionó los estudios de las comunicaciones y de las aún incipientes nuevas tecnolo- gías. Su ensayo sería un adelanto a lo que vino 30 años después con el boom de internet y las redes sociales. No es su único concepto revolucionario. Basándose en sus trabajos sobre cultura participativa, en 2006 escribió Convergence Culture (en español: Convergence Culture: la cultura de la convergencia de los medios de comunicación ), su libro más famoso. En él plantea, por ejemplo, la idea de “narrativas transmedia”, el proceso a través del cual una historia es contada por partes en diferentes soportes, como ha sucedido con el universo de los superhéroes de Marvel, «La participación digital se normalizó y ahora es difícil imaginar un mundo con las restricciones que teníamos. Pero las desigualdades de acceso también se han hecho más evidentes. No importa cuánto creamos en el poder democratizador de internet, todavía hay mucha gente sin acceso a las tecnologías o a la alfabetización digital. Eso es una falla en el sistema». 16
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