Palabra Pública N°27 2022 - Universidad de Chile
El horror cotidiano 1976, de Manuela Martelli U na vez más, la historia, la ficción. ¿Cómo entrelazarlas? ¿Cómo delimitar los espacios donde la autoría artística se cruza con la repre- sentación de hechos como la dictadura? ¿Cuál es el rol del cineasta al acercarse a estos proble- mas? Son todas preguntas que me surgen frente a 1976 , de Manuela Martelli, quien debuta con una sólida dirección. Ahí donde prima la épica o la reconstrucción mítica, Martelli propone varios reencuadres. No se trata de una mirada histórica, como tampoco de un relato tes- timonial. Bajamos aquí a un área gris, donde la moral de un personaje se pone a prueba duran- te los primeros años de dictadura. Un entorno de clase particularmente afín a la época: una vida “de derechas”, parafra- seando a Silvia Schwärz- bock, en la cual la pro- tagonista se ve inmersa desde un habitus de clase y género. Martelli opta por la observación sin- tomática en un mundo donde la represión doméstica y pública es parte de este modo de vida. Vamos a la trama: Carmen (Aline Kuppenheim), una mujer madura de clase alta, decide vacacionar sola en su casa del litoral costero, mientras realiza reparaciones en el espacio. En medio de las visitas de su familia —marido, hijos, nietos— un sacerdote amigo del pueblo le solicita que cuide en secreto a alguien herido en la capilla. Al poco andar vamos observando los ribetes que alcanza esta solici- tud, ya que el joven veinteañero se oculta de los servicios POR IVÁN PINTO «Resuenan aquí referencias como Stromboli , All that Heaven Allows e incluso La mujer sin cabeza , películas sobre mujeres en entornos opacos de los que buscan salir mediante un escape interior. Martelli relee esta tradición, intentando instalar un punto de vista no observado aún en la representación de la dictadura». secretos de la dictadura. En medio de una rutina familiar y un entorno tendiente a apoyar a Pinochet, Carmen empie- za a poner en riesgo su vida al querer salvar al joven herido. Para ello, debe ponerse en contacto con alguien en la clan- destinidad siguiendo estrictas instrucciones. Martelli se enfoca en un doble malestar que incuba Carmen. Por un lado, el desacomodo desde el relato de esposa y madre, espacio micropolítico en el cual busca respirar, y de algún modo, resistir, bajo pequeños gestos como irse a su casa del litoral, o tomar distancia de los distintos mandatos que recibe de su entorno. El segundo malestar es respecto a la dictadura, un entorno socialmente opresivo de policías en las calles, sucesos noticiosos con muertes anónimas, controles y discursos por la radio y televisión, del que poco a poco parece tomar consciencia y dis- tancia a través de las con- versaciones con el cura y el joven. Ambos males- tares se entrelazan a partir de la búsqueda de su propia identidad y de las decisiones que toma. Las relaciones familiares son una constante bien trabaja- da a lo largo de la película. Por un lado, está su marido (Ale- jandro Goic), quien va los fines de semana a visitarla, y quien tiene hacia ella una cierta actitud condescendiente, aunque también afectuosa. Y luego, sus dos hijos: el varón, tras los pasos de su padre en la medicina; la mujer, más cercana, con quien tiene una relación más fluida, en torno a sus nietos. De algún modo, todos le exigen cumplir determinados roles, y le 60
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