Palabra Pública N°27 2022 - Universidad de Chile

Consciente colectivo Argentina, 1985, de Santiago Mitre N unca más es la fórmula que se ha popularizado en la sociedad argentina al hablar de las atrocidades cometidas durante la última dictadura cívico-mili- tar (1976-1983). La frase refiere al título del informe-libro que elaboró la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en 1984, publicación que fue ampliamente difundida, convirtiéndose en un bestseller . Esa fue la consigna a la que también apeló el fiscal Julio César Strassera en el alegato final del juicio a las juntas mi- litares de 1985, el que cerró con palabras que quedaron en el imaginario histórico argentino: “Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: ‘Nunca más’”. El nunca más se instala como un eslogan que contiene una promesa, en cuanto se considera un imperativo: fren- te a la barbarie, el rechazo categórico a que una violencia semejante pueda volver a repetirse. Pero el nunca más es también una amenaza, porque para que no se repita debe- mos estar alertas a los modos en que la violencia sistemática puede volver a emerger, actualizarse. El nunca más refiere, entonces, a una temporalidad siempre latente, y también es siempre colectivo, como dice Strassera. Le pertenece a un pueblo, porque no lo decimos frente a una violencia individual, sino frente a crímenes masivos ejecutados con técnicas de administración de la muerte. Argentina, 1985 , de Santiago Mitre, es una película sobre el proceso judicial que se realizó contra los inte- grantes de las tres primeras juntas militares responsables del terrorismo de Estado. El foco está puesto en la figura del fiscal Strassera (Ricardo Darín), quien si bien aparece como un funcionario judicial más bien gris, que no cuen- ta con una tradición de militancia y/o compromiso du- rante la dictadura, logra liderar el juicio, transformándose de alguna manera, y desde el punto de vista de la película, en el héroe de este hito. Junto al joven fiscal Luis Moreno Ocampo y a un equipo de abogados novatos establecen como estrategia acusatoria probar el carácter sistemático POR LAURA LATTANZI de la represión. Para ello, su tarea será seleccionar de entre los testimonios de las víctimas registrados por la CONA- DEP los más paradigmáticos. Gran parte de las escenas se centran en las actividades de Strassera en su casa con su familia, en tribunales, con colegas, y en su vínculo con Ocampo. Este último persona- je va adquiriendo mayor relevancia y se convierte también en un héroe de esta hazaña. Comprometido, ambicioso y proveniente de una familia militar, Ocampo reconoce la importancia de manejarse en la opinión pública, de salir en la televisión y la radio para hablar del caso. El gran logro se producirá cuando su madre, una católica tradicional de clase media-alta que asiste a misa con Videla (uno de los dictadores más reconocidos de la junta), luego de seguir los juicios a través de los medios, cambia su opinión y le dice a su hijo que sí cree que los militares deberían ir presos. Si bien la película no se detiene demasiado en los testi- monios de las víctimas, las escenas en las que se les ve de- clarar frente a los jueces están cargadas de una emotividad que conmueve, como le ocurre en la ficción a la madre de Ocampo. Ello, porque cuentan hechos atroces, pero tam- bién porque podemos escucharlos y escucharlas declarar de cerca y frente a cámara, a diferencia de los registros origina- les del juicio —que muchos vimos y recordamos—, en los que se les observaba de espaldas. La historia es contada recurriendo a los recursos del cine clásico, como por ejemplo, la construcción de per- sonajes como héroes humanizados —en un formato más bien de buddy movie entre Strassera y Ocampo—; la uti- lización de un montaje y música que generan clímax dra- máticos que mantienen la tensión, pero que también la disipan con algunos elementos cómicos; y la reconstruc- ción de época muy detallada y situada (y si quedan dudas podemos recurrir al título de la película). Estos elementos de un cine más bien “hollywoodense” permiten ante todo que el espectador pueda identificarse y conectar con la historia, incluso reírse con varias escenas o gags , como el 58

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