Palabra Pública N°27 2022 - Universidad de Chile
Vanguardia imaginaria No dejes morir mis llamas , de Delight Lab E ntramos al Centro Cultural La Moneda e inmedia- tamente vemos un conjunto de luces de neón que rodean una escultura que flota en el hall. En el suelo, bajo este bulto negro, hay un plinto del mismo color. En la medida que rodeamos la gran instalación, podemos reco- nocer que la escultura es una réplica de la de Baquedano, la misma que se encontraba en la plaza homónima y que, como sabemos, fue epicentro de las movilizaciones sociales de octubre de 2019. Pero la reproducción de la obra de Vir- ginio Arias es distinta, puesto que brilla bastante por sus ma- teriales y no tiene el nivel de detalles que posee la original. Ante esto, una sensación “plástica” sobreviene, como si lo que vemos tuviera algo de falso. A eso se suman las luces que en su brillo perfecto tienden a cegar (como lo que provoca la obra “El la- mento de las imágenes”, de Alfredo Jaar), porque no solo la oscuridad nos deja ciegos. La iluminación ab- soluta también es un modo de inte- rrumpir la observación, y sobre esto sí que sabe el colectivo Delight Lab, autores de esta instalación llamada “No dejes morir mis llamas”. Las dimensiones 1:1 de la réplica de la estatua ecuestre y el plinto de Baquedano no dejan de impactar, ya que seguramente implicó un estudio profundo de la pieza original, con escaneos para luego imprimir en 3D. Delight Lab acostumbra a hacer un uso celebratorio de las tecnologías de punta, que muchas veces linda con lo espectacular y nos deja como polillas ante la luz. No podemos negar nuestra naturaleza: el ojo se ve cautivado por las chispas y destellos, al punto que se suele asumir que dicho fenómeno estaría explicado por alguna razón profunda (hasta teofánica), cuando en realidad es POR DIEGO PARRA DONOSO «La luz que debería volver los objetos concretos y reconocibles termina obturando nuestra capacidad de análisis y nos entrega imágenes ya construidas, con un léxico y gramáticas claras, cuando sabemos que las multitudes de la revuelta escribieron siempre con líneas torcidas». solo la excitabilidad de las pupilas llevada a un límite que doblegaría hasta al más desconfiado. Las metáforas ilustradas que vinculan la luz con el co- nocimiento, con el surgimiento de la conciencia y la libera- ción, son aquí protagónicas. Delight Lab echa mano a una retórica clásica de la política moderna, que no es otra cosa que la reapropiación laica de la vieja idea cristiana de aso- ciar a Dios con la luz. Pero más clara es la metáfora del dur- miente, del que vive en sombras y es despertado por el alba: “Chile despertó”, decían, y Delight Lab pareciera ser la am- polleta que se mantiene encendida. Pero ya en el siglo XVIII, el lúcido Goya realizó su grabado “El sueño de la razón produce monstruos”, donde profetizaba los errores y tro- piezos en que incurrieron los ilumi- nados que “despertaron” y deseaban levantar a todos los dormidos. Seguir pensando la política en clave “despiertos” y “dormidos” es iluso, ya que asume que hay una vanguardia bienintencionada que lidera los procesos que el pueblo ignorante debe seguir sin mucho cuestionamiento. La política de hoy es mucho más impura: no hay vanguardias iluminadas ni pueblos ciegos que esperen ser despertados. Somos multitudes contradictorias y confusas, con deseos frustrados y ansiedades sobremedicadas; quizás los ingredientes de ese raro cóctel que bebimos en 2019. A su vez, vale la pena preguntarse por esa premisa sobre la que esta gran instalación descan- sa: “Chile despertó”. ¿Chile despertó? ¿Despertamos de la pesadilla neoliberal? ¿Acaso las movilizaciones masivas iniciadas el 2005 y que se repitieron año a año no tuvie- ron gente lo suficientemente despierta? 56
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