Palabra Pública N°27 2022 - Universidad de Chile

«Todo cambia […], pero lentamente, o más lentamente que la temporalidad que estamos viviendo. Creo que es muy importante poder decidir la temporalidad de cada uno y cada una». “C recí en un contexto muy particu- lar, porque mi padre es artista y mi madre escritora, y en mi familia se cree mucho en el poder de la cul- tura. Tenía un motor dentro de mí que me decía que si trabajaba en la música, en el arte, todos los días, las cosas cambiarían. Pero en un momento se me empezó a caer ese mundo en el que creía tanto. Empecé a reírme de esa idea de que a través de la cultura se podían ha- cer cosas para cambiar la sociedad. Sentí que eso no servía para nada. Entre 2016 y 2018, ese motor se fue a la mier- da”, dice Nicolás Jaar (1990). Es esa crisis, ese punto de inflexión, el que ha marcado su trabajo de los últimos años. El músico cuenta que cuando estudiaba Literatura Comparada en la universidad, escribió mucho en inglés sobre Espectros de Marx , de Jacques Derrida. “No voy a decir que entiendo todo sobre este libro, pero sí estaba en un mo- mento muy político y académico y, en paralelo, tocaba en las fiestas. Salí de la universidad y después de un año y medio de estar en gira paré y pensé: ¿qué estoy hacien- do? Había entrado en un bucle de hacer conciertos, en la máquina de la industria o como se quiera definir. “Entonces, dije: si voy a seguir haciendo música, haré la que refleje lo que me interesa. Aunque ya lo venía pensando, esa sensación se intensificó”. En 2016 publicó Sirens , con canciones menos crípticas y más pop, en las que intenta- ba hablar de ese cruce entre su pensamiento político y la música. “‘The Governor’ la escribí en 2015, cuando vivía en Nueva York y se sentía que ganaría Trump. En ‘Three Sides of Nazareth’, sobre lo que vi cuando fui al Líbano y vi a Palestina desde ese lado. Hablé de lo que siempre sentía en Chile cuando iba y hablaba con la gente y me decían que seguíamos ideológicamente en dictadura (‘No’). Pensé en cómo decir todo esto con música que me gustaba. Con reguetón, con new wave”. Con Sirens publicado, se fue de gira. “Y me di cuenta de que no importaba la huevada que dijera. Yo estaba ahí tocando en todos estos festivales, en lugares increíbles a los que me habían invitado, pero la verdad del sistema es que uno puede estar ahí diciendo cualquier porquería, y de verdad eres un payasito. No importaba lo que dijera la música, no iba a cambiar nada del sistema. Yo ahora me río, pero en ese momento me costó mucho ver que no importa lo que digas. Puede ser obvio, pero como crecí en una familia que pensaba que la cultura podía cambiar el mundo, me costó verlo”. Y ahí, a fines de 2017, paró. “Si alguien me llamaba para que fuera a tocar, yo contestaba el teléfono y pregunta- ba: dónde es, por qué piensas en mí para ir”. Dice que para los organizadores era muy raro estar hablando directamente con él y no con un tercer encargado. “Y aprendí mucho en ese momento, me di cuenta de que es esa distancia la que ayuda al sistema a seguir andando, esa burocracia, esos obstáculos de comunicación”, cuenta. “Luego de un tiempo, empecé a trabajar en Cenizas . Está esa idea de que todo el fuego ya pasó, destruyó todo y ahora ya no sé qué hacer. Y paré de hacer música por dos años, empecé a dar clases. Entendí, eso sí, que tenía que hacer música para mí, para no volverme loco. No lo estaba pasando bien. Pensaba: ‘sí, me cuesta mucho más ir al computador y empezar a hacer una porquería que no va a ayudar en nada, pero igual eso es mejor que no hacerlo’. Ha- cerlo me ayudaba a pensar en cómo quería relacionarme con la gente, cómo quería amar, cómo quería crecer. Pero ¿tener la am- bición de poder cambiar cual- quier cosa? No. Me di cuenta de que el trabajo es más artesanal. La ambición se hizo mucho más chiquitita y me permitió digerir el mundo”, explica. En agosto, Nicolás Jaar pu- blicó un link de Telegram en sus redes titulado “Archivo de Radio Piedras”, donde reúne documentos sonoros —que aún sigue publicando en el canal— que, a través de fragmentos, van completando una narración más grande. Hay sonido, ruido, poesía y dramaturgia. Él dice que no se trata de un álbum tradi- cional, sino de una ficción sonora. En “Archivo de Radio Piedras” aparecen frases que resuenan fuerte, como “cuando se vive en la oscuridad, dejar de soñar es como dejar de ver”. También algunas ideas, como que una obra de arte puede ser más respe- tada que una tumba. Pero es imposible, desde el lado de quien oye, desligar este proyecto de su disco Cenizas , publicado al inicio de la pandemia. Hay un universo creativo que sigue creciendo. El problema del bote En uno de los “capítulos” de “Archivo Radio Pie- dras”, hay un relato en el que una mujer, para evitar 44

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