Palabra Pública N°27 2022 - Universidad de Chile
La teoría del Chile horizontal La cultura chilena siempre se ha pensado en vertical: de norte a sur, con un gran centro panóptico. Pero el escritor Mario Verdugo—que acaba de publicar Curepto es mi concepto , un conjunto de ensayos sobre literatura y territorio— lleva años instalando otra forma de imaginarla: quizá Chile se leyó mal desde el principio y llegó la hora de pensar transversalmente, no en el sentido de la Panamericana, sino de cordillera a mar. POR JOSÉ TOMÁS LABARTHE L a siguiente introducción puede sonar rimbom- bante, pero Mario Verdugo (Talca, 1975) es uno de los secretos mejor guardados de la literatura chilena actual. Sus últimos dos libros de “ensa- yo” — Arresten al santiaguino (2018) y Curepto es mi concepto (2022)— maduran algunas de sus más peludas obsesiones: la representación de la provincia desde una pers- pectiva metropolitana, los mitos fundacionales de lugar (la maulinidad , la porteñidad , la elquinidad ), la sospecha sobre cualquier retórica canónica a la hora de categorizar genera- ciones, corrientes, sistemas de conjunto literario. Es posible que por esa actitud descreída y por esa “vocación de margen” (como le llama Claudia Donoso a la debilidad por las histo- rias border ), el mismo Verdugo haya contribuido a sabotearse en los rituales consagratorios por los que debe peregrinar el escritor nacional. Su posición ha sido la del observador obli- cuo, espectral: el poeta que publicó con seudónimo — Can- ciones gringas (2013)—, el editor que no firma lo que edita, el militante de un colectivo de pueblos abandonados. Alejado del autobombo, su propio proyecto también confabula con el enigma, en un juego de espejismos ninja que pone en duda si los (casi) diez libros publicados fueron escritos por el mis- mo autor, a ratos excelente, a ratos tímido, soberbio o dere- chamente enloquecido. En sus críticas en el diario The Clinic y en sus crónicas en la revista Medio Rural , era uno, en tanto lector, el que se sentía en falta por haber desatendido las lec- ciones claves de algún curso de historia freak de la literatura dictado por un profesor sabelotodo. Luego, en varios de sus más recientes poemarios, se torna chistoso, absolutamente moderno y de un pop más bien triste. Forma parte del Colectivo Pueblos Abandonados, un grupo de escritores con espíritu político, conformado por Rosabetty Muñoz, Óscar Barrientos, Marcelo Mellado, Cris- tian Geisse, entre otras y otros ilustres. El martinrivismo es uno de sus conceptos más notables y lo emplean para desig- nar las ambiciones provincianas de quien arriba a Santiago en busca de fama y fortuna. En la primera pregunta de una entrevista que Verdugo dio el año pasado en el suplemento literario La Palabra Quebrada , se apura en responder que si bien nació en Talca, y que aun cuando siempre criticó a los provincianos que viven en Santiago, reside actualmente en la capital “sin ningún ánimo martinrivista ”, afirmando sobre las disputas metropolitanas que “no sé si tienen mucha vali- dez fuera de Paine. Se empiezan a difuminar por la carretera del Maipo, llegando al Maule han desaparecido por com- pleto. Eso es parte de la conformación vertical de la cultu- ra chilena, que es configurada como única”. Esa teoría suya es fundamental: quizá la patria nuestra se leyó mal desde el principio y llegó la hora de repensarla, no a la Panamericana (de arriba abajo, de sur a norte), sino en horizontal. ¿De qué hablamos cuando hablamos de territorio? Óscar Barrientos dice que hablar de regiones es algo miliquero y que decir “provincia” suena nostálgico. Te hago la pregunta porque en tu último libro utilizas el término “territorio” como si fuera un concepto más denso que la sola idea de lugar. —La provincia suena a nostalgia y a otras emociones peores, es cierto, pero quizá exista aún una fuerza latente en el término. No lo daría por liquidado. Tenemos buenos ejemplos de cómo dar vuelta un sentido peyorativo o in- sultante, como el de las teorías crip y queer , pero también hay casos dudosos, como el de los Amarillos por Chile. “Territorio” ya venía siendo una palabreja en disputa antes ENTREVISTA 34
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