Palabra Pública N°26 2022 - Universidad de Chile

arte DIEGO PARRA DONOSO Crítico e historiador del arte con estudios en edición. Docente de Historia del Arte en la Universidad de Chile. Escribe regularmente en medios especializados, donde trabaja el vínculo entre arte y política. Durante 2017 formó parte del equipo del proyecto de investigación Arte y Política 2005-2015 , dirigido por Nelly Richard. El canon revisitado. Una mirada al arte europeo desde América Latina Museo Nacional de Bellas Artes Curatoría conjunta entre el Museo Nacional de Bellas Artes (Chile) y el Museo Nacional de San Carlos (México) Hasta el 14 de agosto de 2022 atención que deberían, y han terminado privándonos de conocer más sobre el rol histórico que jugaron en la consolidación del gusto en nuestro continente. Es interesante, además, que este ejercicio sea producto de un trabajo conjunto entre Chile y México, puesto que es mediante estos estudios que podemos recono- cer muchas de las políticas coloniales que comparti- mos como países. Incluso, permiten ir más allá del periodo de la colonia, ya que dichos procesos se pro- longaron durante el siglo XIX, enmascarados en la ideología del progreso que animó a las élites locales tras las guerras de independencia. El montaje de la exposición, que recuerda por su- puesto al del Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), nos deja ver el reverso de cada pintura, cuestión que refuerza en nosotros la idea de considerar cada obra en su dimensión instrumental y así no quedarnos prendados de la superficie, que aún hoy sigue ejer- ciendo poderes de seducción difíciles de explicar. A su vez, el uso de mallas y alzaprimas (columnas tem- porales de metal que apuntalan el techo durante la construcción en hormigón), en contraposición a los típicos muros de museografía, dan una sensación de desnudez del espacio, el cual podríamos asimilar a la ausencia del dispositivo museográfico tradicional, lo que potencia una visión contemplativa y pasiva de las piezas. Imposible no recordar aquí el uso de alzapri- mas que realizó el artista Gonzalo Díaz en el mismo museo, en su obra “Unidos en la gloria y la muerte” (1997), donde de algún modo también se nos exhibía la condición de soporte ideológico del museo como institución. Podríamos fantasear incluso con que al- gunas de esas alzaprimas de Díaz son las que ahora están usándose en El canon revisitado . Dada la potencia de la reflexión que nos plantea la curatoría, es evidente que el público tradicional pueda sentirse extraviado o molesto por el uso que se hace de las obras. Sin ir más lejos, un conocido crítico mercurial sentenció en una entrevista que el catálogo de la exposición era el “más imbécil” que había visto y que “decía puras tonteras”. Lo interesante de dicho juicio es que deja ver la incomodidad que sigue pro- vocando la desestabilización del canon europeo entre las voces más conservadoras. Al no comparecer nin- guna de las obras en la exposición como demostra- ciones de belleza y buen gusto, sino más bien como dispositivos político-estéticos, pareciera que toda la construcción simbólica del arte en tanto que meca- nismo de distinción termina por colapsar. Pero lo más curioso del comentario del crítico es que la exposi- ción carece de catálogo alguno: vaya uno a saber a qué texto se refería el comentarista. En paralelo, habría que reconocer que la exposi- ción abusa a ratos de las mediaciones informativas, encarnadas en fichas demasiado extensas que los es- pectadores difícilmente revisan a conciencia. En este sentido, hay que saber distinguir entre lo educativo y la subestimación de los públicos (quizá mucha de esa información podría estar presente en el catálogo imaginario del crítico mercurial). Asumir el desafío de desestructurar la mirada y sus constructos simbóli- cos es algo complejo, que requiere de una maquinaria pedagógica que no deje a los públicos siempre como alienados e ignorantes. Esta sobrecarga informativa se ve compensada con un diálogo fluido desde la cura- duría con el departamento de educación, que elaboró propuestas interesantes a la hora de dar continuidad a las reflexiones que la muestra propone. También realizaron un podcast con más contenido sobre los núcleos principales del recorrido, cuestión que es pro- vechosa para un público joven, pero que tiene nulo rendimiento con los espectadores mayores. Quisiera reforzar aquí la necesidad de que nues- tro MNBA siga potenciando la reflexión interna sobre sus obras, sobre los modos en que estas in- gresaron a la institución, cómo se han mantenido y la ideología estético-política que las habilitó en su momento. Esto, porque saber cómo las élites locales quisieron construir tanto el gusto oficial, como una imagen de lo nacional, nos ayuda a entender mejor muchos de los problemas que aún hoy persisten en la sociedad. Mirar de un modo contemporáneo el pasado es finalmente la forma que tenemos de mi- rarnos mejor en el presente. Las siete virtudes . Peter de Kempeneer, ca. 1550 57

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