Palabra Pública N°25 2022 - Universidad de Chile

cine o no hacer. Uno de los puntos álgidos del conflicto es una discusión con Carlos, escena que anuda parte cen- tral del filme: la exigencia de dividir una Diana pública de una privada, las razones de existencia de la corona (“darle algo en qué creer al pueblo”), así como la presen- cia constante de Camila Parker en la relación. Larraín se posiciona abiertamente desde el punto de vista de Diana, un personaje que se vuelve empático al momento de identificar su entorno como opresivo y sofocante, algo que parece mantener desde películas tan tempranas como Fuga (2006), donde el espacio inte- rior/mental se confundía con el exterior/espacio físico. De forma similar aquí, sirviéndose de la steadycam, el plano secuencia y la recreación de las memorias perso- nales de Diana, el espacio se desdibuja en fragmentos que la princesa recuerda en medio de su crisis, expresa- das a través del cuerpo en movimiento, una dimensión performática que también recuerda a Ema (2019). Así también, el texto desarrollado a lo largo de diálogos y monólogos conserva, como ha venido haciendo tam- bién en películas recientes, una suerte de lirismo algo desvariado que cruza la línea comunicativa hacia una suerte de corriente de la consciencia subjetiva. Otro punto que también profundiza dice rela- ción con abordar una Diana mediática y no “la que realmente fue”. La renuncia a ser una biopic que bus- que reconstruir un relato fidedigno —en definitiva, su renuncia al “realismo” propiamente tal— lo hace mezclar no solo los recuerdos subjetivos, sino las imá- genes mediáticas compuestas a partir de la recreación de fotografías e iconografías de su figura pública. Algo que también hizo en Jackie : el lugar de los medios y la iconografía en la forma de construir una determinada identidad, un acontecimiento cultural e incluso de un hecho histórico. Las formas en que los medios constru- yen realidad son un “dato” de la causa. Larraín utiliza el “mito Diana” tomando elementos que van desde hechos reales a rumores de prensa, cons- truyendo un personaje a partir de la apropiación libre: la relación con sus hijos, la automutilación, una especie de consciencia de clase o la relación con su hogar de niñez. También inventa personajes o crea situaciones IVÁN PINTO VEAS Crítico de cine, investigador y docente. Editor de la revista La Fuga.cl. Investigador posdoctoral en ICEI, Universidad de Chile Spencer Reino Unido/ Alemania/Estados Unidos/Chile, 2021 Dirección: Pablo Larraín Guion: Steven Knight Elenco: Kristen Stewart, Timothy Spall Productora: Fábula, Shoebox Films, Komplizen Film, Topic Studios que jamás existieron. Poco importa: lo que se busca es la creación un punto de vista personal sobre el ca- rácter de ficción, intercediendo frente a la expectativa de la biografía mediática hacia la dimensión subjetiva y expresiva de la puesta en escena. Una Diana mártir deambula entre los pasillos identificándose con Ana Bolena, mientras realiza pasos de danza y se rebela con- tra los protocolos de la corona. El cine, así, se volvería un reflejo abstracto y anómalo que engañaría en su juego de identificaciones y desidentificaciones en una especie de caleidoscopio mental. III Spencer cruza desde la biopic hacia un homenaje barroquista y excesivo, trazando un itinerario donde la idea de una Diana trágica y torturada nos lleva a una alegoría persistente en el cine de Larraín. Frente a este lente apocalíptico, es el entorno el que se vuelve ame- nazante, y la exterioridad es siempre una totalidad que complota contra sus personajes. Larraín continúa así su carrera en el extranjero, mientras los rasgos más propiamente políticos se ajus- tan sin mayor problema a las expectativas internacio- nales: curiosamente, sus figuras femeninas pertenecen a la élite social y política, aunque ellas propongan una lectura desde el contraste. Jackie , y ahora Diana , pre- sentarían en su cine una especie de “progresismo libe- ral” enmarcado en las luchas por el poder al interior de microespacios, como la Casa Blanca o la corona británica, con causas como el feminismo, la ecología o la equidad. Aunque es rebuscado asentar una lectu- ra panfletaria, es claro que su “escala de valores” busca iluminar a sus personajes bajo ópticas decisionales en contextos concretos y adversos. No hay, así, la “gran política”, sino actos y decisiones que se miden en la escala de sus personajes. Tampoco hay una represen- tación “histórica” o “biográfica” fiable, sino un labo- ratorio ficcional que trabaja sobre estos referentes para entregar algo más ambiguo, subjetivo y opaco. 59

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