Palabra Pública N°25 2022 - Universidad de Chile

de hacer teatro está ligada a dejar de mirar el mundo desde el binarismo: —Creo que no nos damos cuenta hasta qué punto ve- mos todo de manera binaria. Me interesa mucho tratar de romper mi propia cabeza con respecto a qué es lo serio, qué es lo ridículo, porque nada es absoluto. Estoy muy pega- da con eso, y también con el acto político de nombrar las cosas. Eso también me interesa mucho ahora. Por eso mi última obra se llama La violación de una actriz de teatro . Ahora que dices eso, pienso en cineastas como Celi- ne Sciamma o Marialy Rivas. En su película Princesita había un abuso sexual que nunca vimos. Ella toma una decisión muy política, feminista, cuando construye una historia en la que sabemos que hay un abuso, pero no aparece de forma explícita. —Sí, creo que hay varios motivos. Por ejemplo, el he- cho de no querer violentar a tu actriz y al equipo de trabajo. Tampoco violentar a la o las espectadoras que probable- mente vivieron algo como eso. Creo que ahí hay algo im- portante —dice Carla. La trascendencia de la Muestra también radica en las huellas que deja en las nuevas generaciones de dramatur- gos. Cuando les pregunto por sus referentes al comenzar sus carreras, Carla aclara que es una pregunta que le da tris- teza, porque solo eran hombres. —Eso generó en mí una necesidad de escribir mis pro- pias cosas. Es por eso que figuras como Manuela Infante eran muy inspiradoras —cuenta la dramaturga—. Creo que hay mujeres escribiendo o dirigiendo. Hay muchas. Lo que no hay son espacios, porque el teatro es un traba- jo colectivo. Yo llego con el texto, pero hay un grupo que me tiene que creer. Y también, bueno, la maternidad sigue siendo un problema, porque seguimos estando a cargo de las guaguas. Entonces es mucho más fácil para un hom- bre o para una persona que no tiene hijes. Las mujeres que son madres no pueden ir a los ensayos. En los fondos [de financiamiento] debería haber un ítem de cuidadores de guaguas. Pero de esto no se habla. —Estoy muy de acuerdo —dice Bosco—. Hay formas de teatro que siguen produciéndose, pero creo que gracias a los movimientos feministas hay una mayor conciencia, porque es algo que atraviesa todo: cómo escribo, sobre qué escribo, pero también cómo armo mis grupos de trabajo y con quiénes trabajo. Pareciera ser que los proyectos seleccionados en la Muestra 2022 no podrían haber caído en mejores manos: se trata de escrituras contemporáneas y disidentes que ten- drán la oportunidad de ser montadas y exhibidas durante noviembre de este año. De entre más de 120 postulaciones, el jurado —compuesto por Flavia Radrigán, Carlos Brio- nes, Loreto Saavedra, Cristián Opazo y Claudia Hernán- dez— eligió en la categoría Emergente a Daniela Schalchli con su texto Pam Berry , la historia de una lesbiana visible que busca a una persona con la que sueña desde niña. Tam- bién fue seleccionada Continuidad de las cajeras , de Jorge Contreras, que relata la vida de una cajera de supermerca- do que sospecha que algo inexplicable se esconde entre los pasillos. Y El traje del novio , de Felipe Zambrano, sobre el encuentro entre Olivia, costurera del Gran Concepción, y Francesco, un violinista italiano que la busca especialmente a ella para que confeccione su traje de novio. Detrás de este ímpetu se encuentra un antiguo secreto. En la categoría de Trayectoria, Nicolás Lange partici- pará con Esto podría durar y durar y durar y durar y durar , donde tres historias se desarrollan en La Serena, Chiloé y Texas, teniendo en común la violencia contra personas disidentes sexo-genéricas. Y también está Blancanieves , de Karen Bauer, donde la protagonista es una niña refugiada, vulnerada y perseguida que cae en un sueño profundo. —Algo que me emociona mucho es que todes les ga- nadores son autoras y autores muy interesantes —cuenta Carla—. Les de la categoría emergentes es gente que ha estado escribiendo mucho, gente estudiosa, con una mi- rada nueva. También Nicolás Lange y Karen Bauer son autoras superpotentes. Bosco, en tanto, se siente sacudido por “los imaginarios que se escapan del realismo” presentes en estos trabajos. —Hay algunos muy oníricos, nos alejan de esta rea- lidad que es tan fuerte, tan estresante y nos pone en otras —asegura—. Siento que nos desamarramos un poco del realismo para entrar en otras formas de decir. Estos textos ofrecen nuevas miradas y quizás puede haber ahí pistas que nos ayuden a entender o a sobrellevar un poco esta realidad, pero no desde el mismo lenguaje. Quizás estamos saliendo un poco de ella para poder mirarla desde otro lugar. Carla concuerda y explica que existe la necesidad de otros lenguajes: —Creo que, en general, al teatro chileno le cuesta salir del realismo. Y también es un acto político hacerlo. Se tra- ta de textos muy contemporáneos. Hay una problemática con los cuerpos también. Existen casos en escuelas de teatro en donde, por ejemplo, a chicos trans los obligan a hacer papeles de mujer y eso es muy violento. Hay que repensar- lo todo. Y para la Muestra, tenemos que pensar muy bien quién les va a dirigir, cómo se va a hacer, porque hay una responsabilidad tremenda —dice Zúñiga. —Vamos a hacer que los equipos artísticos se liberen de una mirada heteropatriarcal y binaria —agrega el dra- maturgo—. Buscaremos personas que nos ayuden a que- brar esos límites. Y para eso necesitamos también armar grupos que contengan esa idea. Ya no es solamente escri- bir la obra ni su temática. Tiene que ver con la relación con una sociedad y con una comunidad. La Muestra tiene que ser el reflejo de cómo nos relacionamos como comu- nidad y entre comunidades. 47

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