Palabra Pública N°25 2022 - Universidad de Chile

yard) Kipling, pero con dinámicas y perspectivas diferentes, aunque también existe una relación racializada entre Rusia y Ucrania o con Europa del Este en general. Mencionaría además el uso de colonos, que empezó durante la URSS luego de una hambruna que asoló Ucrania en los años 30, y que, combinada con la Segunda Guerra Mundial, causó que el país perdiera un tercio de su población. Los colonos volvieron a usarse en Crimea luego de 2014, y también en la región del Donbás. En Ucrania, las huellas del pasado imperial no se viven solo en lo discursivo, sino también en el paisaje cotidiano. En Odessa, por ejemplo, se erigió en 1894 una estatua a la emperatriz rusa Catalina la Grande, conquistadora de Crimea y del sur de Ucrania, y responsable de instalar un sistema de servidumbre en la zona. El monumento fue re- emplazado en 1917 por uno a Marx, el que luego fue sus- tituido por uno a los marineros del submarino Potemkin. En los 90, Odessa buscó ser considerada como patrimonio mundial de la UNESCO, y en ese contexto, apareció la idea de reinstaurar la estatua de la emperatriz, lo que final- mente sucedió en 2007, a pesar de la oposición de grupos de cosacos. El cuestionamiento a los monumentos históricos relacionados con el pasado colonial se ha intensificado durante los últimos años en el mundo, pero Rusia pare- ce insistir en esta narrativa. ¿Ha sido disputada? Los debates sobre la memoria están presentes en el Este de Europa a partir de los años 90, pero los legados del pasado ruso imperial son más complejos de abordar. Los monumentos a emperadores, por ejemplo, fueron sacados durante el período soviético para marcar una diferencia con el pasado zarista, pero a partir de fines de los 90 ha habido intentos por reinstalarlos por prestigio histórico o porque se ven bonitas. Pero estas discusiones nunca se han visto como anticoloniales, sino más bien como antiimperiales. En Ucrania hay un sentimiento de frustración respecto de cómo la historia del país parece solo comenzar con el invo- lucramiento ruso, como si no hubiese nada previo. Desde la anexión de Crimea ha habido un proceso de reflexión sobre cómo el caso ucraniano y sus narrativas cal- zan en un análisis postcolonial, que no es completamente nuevo, pero estaba muy ligado al pasado imperial. Y el Im- perio ruso no se veía a sí mismo como un imperio colonial, a pesar de que utilizó prácticas coloniales y tuvo una his- toria de conquista de territorios. Solo no fue un imperio de ultramar. Pero el interés por entrar en discusión con las figuras del pasado imperial es algo que comenzó a pasar en los últimos años, diría que después de 2020 recién hubo un llamado serio a analizar la relación rusa-ucraniana a través de un lente de estudios coloniales y postcoloniales. Los discursos de la guerra afectan a toda Europa del Este, que ha sido utilizada como excusa tanto de la OTAN como de Rusia para culparse mutuamente de querer llevar la zona a su propia esfera de influencia. ¿Se ha discutido qué desean esos países para ellos mismos? —Creo que hay algo colonial en la actitud de Rusia, la OTAN y la Unión Europea en términos de representa- ción, jerarquías y oportunidades. En general, se ha visto a Europa del Este como una zona de amortiguación, de transición, donde no hay nada nuevo, lo que ha impedido que se dialogue con su realidad histórica. Europa del Este es un concepto que en realidad no significa nada, ni siquiera en términos geográficos. Implica más que nada una región que está al este de Europa occidental. Es un constructo in- ventado tal como se inventó el Oriente, sujeto a prejuicios y asociaciones similares a los del Orientalismo. Sin embargo, hay una falta de definición de las formas en que Europa del Este ha sido silenciada y marginada. Cuando se habla de historia global, Europa del Este ocupa un lugar extraño, ya que es vista como parte de Europa pero no del todo. Muchas veces se iguala Europa a Europa occidental. Pero el Este y el Sur de Europa han sido históricamente sometidos a la explotación del Occi- dente, e incluso fueron lugares de prueba para la imple- mentación del colonialismo. Sería interesante poder mirar a Europa del Este y compararlo con lo que ha pasado en otros lugares como Sudamérica, para entender el rol que ha jugado como espacio en el desarrollo de estructuras de poder alrededor del mundo. Faculty of History University of Oxford 15

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