Palabra Pública N°22 2021 - Universidad de Chile

Tokio. No obstante, a algunos la estrategia les ha jugado en contra: ante una devastadora segunda ola de covid-19, la India debió restringir fuertemente las exportaciones de los 2,4 millones de dosis de Co- vishield que producía a diario para destinarlas a su propia población. Esto, en consecuencia, afectó di- rectamente los programas de vacunación en muchos países que dependen de COVAX. El tira y afloja en torno a la diplomacia de vacu- nas ha sido criticado por la OMS, que advirtió que no se puede pensar en este mecanismo como una forma de cooperación internacional cuando está en juego la salud de millones de personas. Para Lorena Oyarzún, académica del Instituto de Asuntos Públi- cos de la Universidad de Chile, el tema ya dejó de pertenecer a los ámbitos de la salud y la economía, y debe ser entendido como un asunto estratégico y de seguridad, que refleja las tensiones mundiales del último tiempo. Según Oyarzún, el crecimiento eco- nómico de China, que ha extendido su influencia a áreas como infraestructura y tecnología, sumado al rechazo del multilateralismo de parte del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, ha empujado un reordenamiento del sistema internacional. “La diplomacia de vacunas es claramente otra forma de ejercer influencia en áreas del sistema internacional donde aún no hay un orden establecido; áreas que siguen bajo disputa entre las dos potencias, como en el ámbito comercial”, afirma. Para Oyarzún, el siguiente capítulo de la diplo- macia de vacunas debería darse en torno a la petición para liberar los derechos de propiedad intelectual de las patentes, idea propuesta el año pasado por In- dia y Sudáfrica, y que ha encontrado un inespera- do aliado en Estados Unidos. China y Rusia se han mostrado a favor, mientras que el Reino Unido, la Unión Europea y Japón se han opuesto tenazmente. Si bien sería un paso importante, varios especialis- tas coinciden en que no bastaría por sí solo, ya que hay tecnologías asociadas que no están en manos de todos, lo que seguirá acentuando desigualdades. “No todos los países del mundo tienen la capacidad para producir vacunas, hay muchos que no tienen la infraestructura necesaria”, sostiene Achal Prabhala. “Pero no se trata solo de copiar las vacunas de otros, sino de desarrollar tecnologías propias. Durante las últimas décadas, muchos países han sido entrenados para depender de las vacunas de otros, y eso ha pa- sado la cuenta. Si lo logramos, podríamos superar la dependencia emocional e intelectual que tenemos con los productos occidentales”. Sin embargo, ese escenario parece aún lejano. El tema de las patentes entró en la agenda de la reciente reunión del G7 en Inglaterra, pero la propuesta fue rechazada con la oposición de Alemania y Reino Unido. La diplomacia de vacunas, en cambio, sí tuvo éxito en la reunión. Los siete países donarán 870 millones de dosis, que sumadas a las prometidas anteriormente alcanzarán los mil millones de va- cunas. Serán distribuidas a través de COVAX, con la promesa de que al menos la mitad sea entrega- da este año. Pero para muchos, el gesto llega tar- de. “Necesitamos más y más rápido”, respondió al anuncio Tedros Ghebreyesus, director de la OMS, considerando que en el escenario actual el 90% de los países africanos no cumplirá la meta de vacunar al menos al 10% de su población para septiembre. Y los problemas no se detienen allí: COVAX, como mecanismo de distribución igualitaria, también está cuestionado. En la portada de su último núme- ro, la prestigiosa revista científica The Lancet hizo una crítica feroz a la iniciativa. Se suponía que las potencias mundiales invertirían en vacunas a tra- vés de este programa, lo que, sumado a donaciones directas, permitiría abastecer a los países de bajos ingresos. Algo que finalmente no sucedió, ya que las principales economías negociaron directamente con las farmacéuticas, acaparando las dosis. “CO- VAX era una hermosa idea, que nació de la solida- ridad”, concluye la revista. “Desafortunadamente, no se cumplió (…). Los países ricos se comportaron peor que en las peores pesadillas”. “‘La discusión sobre las vacunas está marcada por la presunción de que si es occidental, funciona. Y si no son occidentales, hay una sospecha de que son malas. Estas ideas no están basadas en la razón o la ciencia, es una combinación de fuerzas geopolíticas, sesgos personales y prejuicios’, explica Achal Prabhala coordinador del proyecto internacional AccessIBSA”. 49

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