Palabra Pública N°21 2021 - Universidad de Chile

“Y o funciono para el que quiera conocerme. El que no quiera, está bien. No tengo responsabilidades con nadie. Nunca me he preocupado si en Chile me reconocen”, dijo Matilde Pérez en 2012, año en que por primera vez se le dedicó una exposición a gran escala, en la Fundación Telefónica. Matilde x Matilde , en la que se exhibieron más de 70 obras de la artista nacida en Santiago, saldó una deuda que la escena del arte tiene con un sinfín de mujeres creadoras que, como ella, fueron marginadas y han sido “redes- cubiertas” en sus últimas décadas de vida. Pionera del arte cinético y el op- art en América Latina, audaz en sus exploraciones de nuevos lenguajes visuales e innovadora en el uso de materiales, Pérez instaló desde la dé- cada de 1960 un estilo transgresor en un ambiente artístico que reaccionó a su propuesta, en gran medida, con incomprensión e indiferencia. Apesar de esa ingratitud—que, en- tre otras cosas, se tradujo en que nunca recibió el Premio Nacional de Arte— a Matilde Pérez nunca le importó de- masiado la falta de interés local en su trabajo, y se dedicó a lo único que le importaba: crear y experimentar con técnicas que le permitieron explorar posibilidades ópticas, cinécticas y tác- tiles; una pasión que comenzó luego de pasar un año en París, donde creó lazos con el artista húngaro Victor Vasarely, padre del op-art, y con el HISTORIA DE CHILE MATILDE PÉREZ ( 1 9 1 6 - 2 0 1 4 ) Group de Recherches d’ Art Visuel (GRAV), del argentino Julio Le Parc, quienes la impulsaron a investigar los efectos visuales en soportes como pintura, collage, instalación, mural o escultura, integrando incluso recursos como motores y circuitos eléctricos. “La trama de su aventura artística recorre las fronteras entre arte y cien- cia”, explica en el libro El universo expandido de Matilde Pérez Arturo Cariceo, artista y académico de la Universidad de Chile, lugar en el que también estudió Pérez, y al que ingre- só en 1939. En la entonces llamada Escuela de Bellas Artes, no solo fue alumna de Pablo Buchard y de Lau- reano Guevara —de quien fue ayu- dante varios años—, sino también se convirtió en profesora de la cátedra de iniciación de Dibujo y Pintura, en los años 50. “(A los alumnos) les exi- gía y los tonteaba duro y parejo para que dejaran la tontera a un lado. Es indispensable porque si no, creen que se la pueden y no se la pueden para nada”, dijo la artista en una entrevis- ta. Más tarde, en 1975, fue una de las creadoras del Centro de Investigacio- nes Cinéticas en la Escuela de Diseño de la Universidad de Chile. Varias de sus obras fueron ins- taladas en el espacio público, entre ellas, el túnel cinético que creó para el Instituto Chileno-Norteamericano (1970) y su famoso mural para el Apu- manque (1982), hoy resguardado en la U. de Talca. En 2007, fue parte de la muestra Cinético(s) , en el Museo Rei- na Sofía, de España, donde también se exhibieron trabajos de Marcel Du- champ, Salvador Dalí y Victor Vasare- ly. Su legado, en palabras de Cariceo, fue explorar, durante más de 70 años, “los modos de hacer sentir al especta- dor que hay otromundomás allá de la realidad, de la objetividad”. LA CHILE EN LA Texto: Evelyn Erlij Foto: Gentileza de Luis Poirot Fuentes: El universo expandido de Matilde Pérez , de Arturo Cariceo. Editorial Universitaria, 2005. “El mundo de Matilde Pérez”, entrevista de Isis Díaz, 2007. En: artes.uchile.cl “Muere la artista visual Matilde Pérez, pionera del arte cinético chileno”, nota de Jorge Letelier, 2014. En: latercera.com

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