Palabra Pública N°21 2021 - Universidad de Chile

En Vía pública —el volumen iniciático, el germen de su escritura— es posible advertir con exactitud el proyecto estético de la autora. Debo agregar que no es común que un primer libro sea capaz de dar cuenta con tanta destreza de un trabajo artístico donde confluirán las obsesiones que Brito ha desarrollado en la totalidad de su obra. Me refiero con esto a temáticas como la mujer, la ciudad, la violencia, la represión, el desamor, la religiosidad, la muerte, el suici- dio y, por supuesto, la patria. Desde mi perspectiva, Brito es nuestra gran poeta de la metrópolis. Su escritura, por tanto, es como señala Adrienne Rich, localizada. En Vía pública , Brito así dice: “parto de mi ciudad y de sus voces/ veladas” ( Trama 89). Voz que afirma posesión y constata otredades veladas. El velo, recurrente en su escritura, me lleva hacia otro tér- mino, aún más constante en la poesía de Brito, quien así señala: “Los que habitan afuera/ me han dicho/ que van a cubrir de gasa toda la ciudad” ( Trama 16), “Sucede que la gasa me partió el alma en dos” ( Trama 17), “El sueño del abandonado/ corta al desnudo el velo de sus sienes/ en la ciudad cubierta de gasas/ El cuerpo se esfuma en- tre cenizas ( Trama 53). Gasa es un término que en la escritura de Bri- to asume la condición de disposi- tivo, que permite entrever lo real, sin clausurar la visión, sino que dejando atisbar indicios de lo que hay tras ella. Brito, por tanto, acu- de al término gasa para dar cuenta de una representación velada de la realidad, una realidad también en- ferma, en duelo perpetuo. Su mirada focaliza y se empla- za, así queda manifiesto en su poe- ma “Metro de Santiago de Chile”, donde visualiza este sitio como un “altar” de los “parias” ( Trama 23) para luego agregar: “La máquina, la máquina seduce con este soca- vón/ que a tanto esclavo oprime y es esbelta la franja/ que los guarda. Dulce la promesa de su respiración” ( Trama 27). Leo acá un acierto simbólico impresionante. La poe- ta reconoce el carácter de fetiche del Metro, lo cual desde hoy nos permite vincularlo con las posibles motivaciones de la quema del Metro durante octubre de 2019. En el segmento de esta antología “Las alucinaciones de Metro”, también del libro Filiaciones , la autora propone un punto de vista entre una tercera y una primera persona que re- miten a una escena. Se trata de un cuerpo de mujer y una voz que se pregunta por lo que es, por aquello que le dicen y por lo que oye. La esteparia es el nombre de esta voz femenina que no duda en reconocerse cautiva ( Trama 48). Otro símbolo importante en la escritura de Brito es la Virgen. La divinidad, ubicada en el cerro que domi- na toda la ciudad, aparece como una lejanía que la voz “Brito es una de nuestras pioneras en la poesía feminista, a través de toda su obra ha instalado una inflexión en clave de mujer en proceso deconstructivo, desautorizando el formato poético asignado al femenino”. lírica femenina confronta denominándola “Madre”. En el segmento de este libro titulado “A la poderosa madre de Chile”, la hablante establece un contrapunto con la figura material, el monumento, pero también apela a un universo simbólico que permite la convergencia y el distanciamiento entre dos sujetas. Así, la poeta nos dice: “Cómo suben hasta tus genitales/ madre/ cómo te lavan los hijos/ madre/ cómo me lavaron a mí/ madre/ que ya no me oigo de tan acurrucada” ( Trama 39). La voz lírica acusa haber sido lavada/purificada en su genitalidad, al igual que la Virgen; aun cuando ambas han sido violenta- das, una permanece en su sacralidad y la otra, en el lugar de la profanación. La Virgen se ciega, acusa esta escritura, ante la agresión que experimentan sus fieles, sin embargo, tal como aparece en el poema “Alucinaciones del Metro”, la hablante ruega a la Virgen-Madre: “No me traiciones, madre, / aulló. / Sosténme, no me dejes que me han he- rido los pies estos fantasmas” ( Trama 49). Destaco el enunciado intercalado “aulló”, que remite a una tercera persona, una voz panóptica, cercada por la apelación des- esperada a la figura divina. Brito escribe a partir de una sintaxis tan quebrada como la realidad. Elabora escenas oscu- ras, dolorosas, siempre ligadas a una corporalidad y a un contexto de violencia. La mujer errante que transita balbuceando su historia, la mujer que emite un discurso pos- romántico al amante desaparecido, la mujer que asume la voz de las hermanas Quispe, de los desapa- recidos y torturados, remarca su “falta”, aquello que le han restado. Para contrarrestar la disolución, en el libro Emplazamientos (1992), la sujeta señala: “Deshacer la realidad vista por el espejo/ ¿qué me dicen del hueco?” ( Trama 67). Estos ver- sos permiten abordar parte de la poética de Brito: deshacer o deconstruir la realidad, que se disemina, que no es una. Asumiendo, además, la existencia de un “hueco”. De tal manera, es posible asociar oquedad con genitalidad mate- rial, corpórea, la cual configura como: “hueco genital” ( Tra- ma 85), “el genital hundido” ( Trama 86), “esta genitalidad tan débil y violenta, mi magra y terrible boca corporal” ( Trama 114). Genitalidad hundida (en oposición a protu- berante como el genital masculino) que clama escritura y se impone como un deber. Eugenia Brito es un referente poético, una escritora comprometida literaria y políticamente, creadora de una estética sobre la violencia y la sujeto mujer, a estas altu- ras, fundamental para la poesía; además ha sido inspiración para innumerables mujeres poetas. Hace bastante tiempo que su obra merecía una antología como esta. 21

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