Palabra Pública N°21 2021 - Universidad de Chile

cia de otras pandemias, por otros virus. ¿Qué nos dice la ciencia sobre lo que podemos esperar para los próximos años? —No tenemos tanta experiencia. La experiencia de pandemias que tenemos es de hace un siglo o más ha- cia atrás, y todas, de alguna manera, se extinguieron o se fueron, no siguieron afectando a la humanidad para siempre, esto no va a ser eterno. Dicho eso, estamos en un mundo que tiene características distintas a las de hace un siglo o más, y una de esas características es que esta- mos en un ambiente globalizado en el cual hay muchísi- mo intercambio de personas entre países, lo que ayuda a la propagación de los patógenos. Además, la población mundial sigue siendo muy alta, lo que es un campo fértil para cualquier patógeno que tenga alguna capacidad de infectar rápidamente a la población. Si bien esos escena- rios medio apocalípticos que dicen que el virus podría no irse nunca o durar muchísimos años son plausibles, creo que a diferencia de pandemias anteriores ahora también tenemos herramientas mejores para defendernos contra ellas, y esas herramientas no son solamente las vacunas, sino que son factores como la vigilancia genómica, las me- didas que podemos aplicar, las drogas que podemos dar a las personas seriamente enfermas. Además, al igual que los patógenos evolucionan, nosotros también evolucionamos en nuestras capacidades científicas y tecnológicas para enfrentarlos. La segunda parte de la pregunta es la más relevante, pues el Sars-Cov-2 no es el último virus que va a infectar a las personas. Ahí, de nuevo, la vigilancia entra a jugar un rol, porque nos habían advertido en 2007 que había un virus en los murciélagos, del tipo coronavirus, que tenía la susceptibilidad de saltar al humano y nadie tomó muy en cuenta eso a pesar de que habíamos tenido episodios como el Mers y el Sars-Cov-1, que eran indicios de pandemia. Creo que es importante mirar en la natura- leza y ver cuáles son los potenciales peligros en términos de virus, sobre todo, y anticiparnos un poco al traspaso a los humanos de esas especies, mirar cosas relacionadas con cómo convivir con la naturaleza y qué tipo de interven- ciones estamos haciendo y cómo prepararnos con nuevas vacunas para cosas que aún no existen. A su juicio, ¿cuáles han sido los principales errores y aciertos en el manejo científico de esta catástrofe sa- nitaria? —Es difícil decirlo y es difícil hacer una evaluación mirando hacia atrás y criticando cómodamente desde esa posición. En los países que lo hicieron bien, en general hay una correlación con haber “hecho caso” a la comuni- dad científica. Uno piensa en Nueva Zelanda, en algunos países de oriente como Japón y Corea, pero todos tuvie- ron sus cosas, y países con mucho desarrollo tecnológico, como Estados Unidos y Reino Unido, tuvieron gran ex- pansión del virus. En el caso chileno, diría que en gene- ral ha sido razonable, pero no importan las medidas que adopte el Gobierno: tiene que haber un convencimiento general de la sociedad de que esto es importante y todos deben actuar en consecuencia, y eso necesita, de parte de los gobernantes, un altísimo nivel de legitimidad, es decir, si un Gobierno está en duda en otras cosas, es difícil que al comunicar pueda convencer a la gente, simplemente no es creíble el mensaje. Desde el punto de vista de la ciencia misma, creo que han hecho las cosas razonable- mente bien, desde el lado científico hubiera querido ver más recursos, más rapidez, faltaron cosas, pero no puede ser todo malo. En el tema de las vacunas fuimos bastante visionarios y en eso felicito al Ministerio de Ciencia y a los colegas que trabajan en el tema, porque vieron que esto se venía para largo y que había que actuar rápido para asegurar la llegada de estos materiales. ¿En qué momento del desarrollo científico y valo- ración de la ciencia nos encontró la pandemia? ¿Ha- cia dónde deberíamos avanzar urgentemente en esta materia? —Creo que ahí hay un problema, más que del Go- bierno, del Estado. El tema del porcentaje del PIB que se invierte en ciencia y tecnología y la relevancia y prioridad que se le da a la ciencia, que es muy baja, no es un problema de ahora, sino que viene arrastrándose por décadas, y creo que ha habido poca capacidad de la comunidad política de darse cuenta de esto y quizás poca capacidad de la comu- nidad científica (ahí hacemos un mea culpa) de convencer a la comunidad política de que esto es claramente un re- quisito para hacer un salto al desarrollo. El modelo chileno ha sido uno claramente extractivista, de aprovechamiento de las ventajas que nos dio la naturaleza en términos de recursos naturales, pero no ha habido una apropiación de esa riqueza para aprovecharla a largo plazo, aprovechar las alternativas, talentos y cerebros que tenemos aquí. Si bien durante la pandemia ha habido algunos aciertos y, como dije antes, el Gobierno, en términos científicos, lo hizo relativamente bien, si esto no es la evidencia que faltaba para decir que la inversión tiene que ser distinta, entonces no hemos aprendido nada. Tiene que haber un salto, un incentivo para que los jóvenes entren al mundo de la cien- 18

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=