Palabra Pública N°20 2021 - Universidad de Chile
POR FARIDE ZERÁN En esta entrevista, el investigador y ensayista se refiere al Movimiento San Isidro y la noche del 27 de noviembre de 2020, hitos de la movilización de intelectuales y artistas por las libertades de expresión y creación en la isla. “Hay muchos motivos para el pesimismo en y sobre Cuba”, reconoce. “El optimismo en el que puedo creer es el que provenga de la sabiduría patriótica colectiva cubana”. E l 27 de noviembre último (27N), centenares de jóvenes protagonizaron en La Habana una inédita manifestación frente al Ministerio de Cultura como reacción ante el desalojo de un grupo de huelguistas de hambre del Movi- miento San Isidro (MSI), una organización cultural que agrupa a artistas y creadores, al- gunos de los cuales se congregaban en su sede en protesta por la detención del rapero Denis Solís. El acto, que congregó a más de 300 personas que pedían dialogar con las autoridades, exigiendo libertad de expresión y de creación, concitó el apoyo de figuras como la del músico Silvio Rodríguez y la presencia de cineastas como Fernando Pérez y Ernesto Daranas, o de actores como Jorge Perugorría, entre otros artistas e intelectuales que son parte del proceso cubano y que esa noche manifestaron públicamente su res- paldo ya sea al movimiento o a la necesidad de dialogar. Así, en las redes de Ernesto Daranas se podían leer frases como “el gobierno no es la Patria, pensar diferente al gobier- no no es ser un traidor a Cuba y ceder frente a la intimida- ción es someterse a los intransigentes que han frenado los cambios que el socialismo cubano ha demandado”. Entre estos artistas e intelectuales que se enfrentaban a la intolerancia de los burócratas de turno —o de “los burros”, como les decía en su cara el intelectual cubano ya fallecido, Alfredo Guevara, quien les enrostraba la frase “la revolu- ción es lucidez”—, estaba el jurista e historiador Julio Cé- sar Guanche, 46 años, doctor en Ciencias Sociales, profesor de la Universidad de La Habana por una década y visiting scholar y visiting professor en las universidades de Harvard y Northwestern (Illinois) y en el Max Planck Institute for Eu- ropean Legal History, en Frankfurt. Guanche, quien trabajó por años en la Casa del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y ha publi- cado varios libros, no habla desde Miami o desde quienes quieren derrocar al régimen cubano. Él, como tantos, asume que la crítica, el diálogo y la defensa de todas las libertades no pueden limitar con Miami, sino con la esencia de toda revolución si de verdad—como decía Alfredo Guevara—“la revolución es lucidez”. —En un texto publicado en tus redes sociales titula- do “La Cuba de anoche”, donde narras la manifestación frente al Ministerio de Cultura, escribes: “tenemos la obligación moral de entender la Cuba de anoche como algo que en ningún caso se trata de ‘una pandilla de con- trarrevolucionarios haciendo causa común con terroris- tas’. El que sostenga y aliente esa narrativa tiene que saber que es culpable de proponer el escenario de futuro más horrible que podríamos tener por delante: el que asegura el espacio de ‘nosotros’ contra los demás”. Ese deseo no se está cumpliendo, pareciera que el Gobierno estaría cerrando filas en contra de los manifestantes y quienes los apoyan. Desde una óptica general, ¿qué está pasando en Cuba? La situación tiene algo de inédita y su origen puede leerse en varias claves. El actual escenario cubano expresa el cambio generacional, social y cultural que experimenta Cuba desde hace años. Expresa cómo la sociedad cubana comparte pro- blemas y promueve agendas que están interconectadas con el entorno internacional, como lo son temas de derechos polí- ticos y civiles, y demandas de clase, raza y género. Ninguno de los que estuvo el 27N frente al MINCULT nació ese día a la vida política en Cuba, como tampoco los que protagonizaron las protestas del Movimiento San Isidro. Se trata de sujetos emergentes que no son iguales entre sí, pero comparten demandas que, en varios casos, son trans- versales. Estas, me parece, no se pueden reducir a una sola posición de izquierda o de derecha, y menos a la de “revolu- cionarios versus contrarrevolucionarios”. Muchos de los presentes en el MINCULT estuvieron también en mayo de 2019 en la primera marcha indepen- diente convocada en Cuba a favor del orgullo gay. Otros ha- bían participado por años de un largo y problemático proce- so de negociación con el Estado cubano en torno a la libertad creativa y el reconocimiento del cine independiente. Otros tienen militancia en organizaciones opositoras que niegan toda legitimidad al Estado cubano. Unificar toda esa diver- sidad en una sola etiqueta no arroja luz sobre la situación. En otros contextos, la diversidad de esas demandas ha encontrado representación en movimientos sociales o arti- 71
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