Palabra Pública N°19 2020 - Universidad de Chile

lud que no es costeable para personas que son mestizas, negras y pobres. En Estados Unidos, los casos más graves de Coronavirus doblan, en las perso- nas afrodescendientes, los de las per- sonas caucásicas; lo mismo con los la- tinos: un 38% de ellos están entre los casos más graves y sólo representan entre 18% y 20% de la población. Estamos frente a este tipo de desigual- dad y vemos que las personas en las calles están luchando por sus vidas, por un sistema de salud. Estas formas de violencia están conectadas. En la crisis de los sistemas de salud vemos que los sistemas sanitarios dejan que las personas se mueran. A las personas mestizas, afrodescendientes, las dejan morir para que la economía se reinicie y sea una ganancia para los dueños de negocios o propiedades. Yo creo que lo que vemos en el movimiento Black Lives Matter es una crítica amplia a la desigualdad social, y creo que tam- bién estamos viendo el pensamiento negro feminista, que es cada vez más importante, no sólo la intersección de pensamiento de Patricia Hill Collins o Kimberly Crenshaw, sino que tam- bién las políticas de coalición de Án- gela Davis, que nos recuerda que estas formas de desigualdad social suceden en todas partes del mundo y tenemos que hacer alianzas transregionales. La policía desarrolla técnicas en Oakland que está aprendiendo de otras policías militarizadas en Singapur, Israel, y a la vez, están capacitando a las fuerzas policiales en Portland, Oregon, don- de están las llamadas fuerzas fronte- rizas. Ellos son los que ponen a los niños en jaulas, los que golpean a los migrantes. Faride Zerán: Emilia, ¿eres tan optimista como Judith respecto del futuro de nuestra gente luchando por mejores condiciones de vida y por otros horizontes de futuro? Emilia Schneider: soy optimista porque en Chile nos pilla con una revuelta social ya iniciada antes de la pandemia y que provoca mucha espe- ranza, como dice Judith, de un pacto social. Estamos en un momento de mucha impugnación al orden social y sí comparto que la misma pandemia bota o desestima algunos mitos neoli- berales bastante incuestionables hasta el momento, como el individualismo: los empresarios son los primeros en tocar la puerta para el salvataje cuan- do no hay nada más funcionando que el Estado, como lo vemos en Chile, y se cae el mito de que los mercados son los únicos capaces de resolver la situación. Ahí asistimos a un momen- to contradictorio, paradójico, porque estamos en una fase de levantamiento popular como el de Black Lives Mat- ter , y en Chile, por ejemplo, vemos el resurgimiento de un movimiento so- cial de ollas comunes que nos recuer- da la historia del siglo XX en nuestro país, con las cooperativas. Creo que se abren momentos de oportunidad, porque los discursos de la ultradere- cha, como los de nuestro Gobierno y el de Trump, se debilitan a tal punto que la ultraderecha está en el caos, y la derecha chilena de los empresarios tie- ne que salir a defender sus derechos. Lo que se pone en el centro del debate “Veo el movimiento de las comunidades de cuidado, de pactos de solidaridad en la pandemia, como una forma de insistir en un mundo social, donde nos cuidamos y donde buscamos formas comunes de vida que aseguren salud, educación, refugio para el otro, para todos. Estamos haciendo lo que el Estado se ha rehusado a hacer, nos estamos tomando el poder de los procesos que el Estado ha abandonado”. JUDITH BUTLER 90

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