Palabra Pública N°19 2020 - Universidad de Chile
Vemos el capitalismo de una forma impactante. Y estamos viendo a las mujeres, a quienes se les pide trabajar en la casa y, a la vez, que estén conectadas y que salgan a trabajar. Pero muy a menudo están en peligro por violencia en el hogar o porque no se les paga lo suficiente en su lugar de trabajo. Esta es una situación cada vez más clara. En Estados Unidos y en el resto del mundo vemos que la pandemia afecta mucho más a las comunidades mestizas, afrodescendientes, que a las cau- cásicas, blancas. ¿Por qué? Porque las comunidades mestizas y negras no han tenido acceso a un buen sistema de salud, no han podido costearlo o se han visto enfrentadas a la discri- minación cuando han intentado obtenerlo. Pero me gustaría mencionar que en ciertos Estados vemos que el ataque al fe- minismo, el ataque a las personas trans se está enlazando con el Coronavirus; es lo que ocurre en Polonia, Hungría, en muchos países donde las comunidades trans, gay, lesbianas no tienen derecho a casarse. Este tipo de restricciones se están imponiendo repentinamente donde se supone que debería estar garantizado un sistema de salud para todas las personas. También, en rela- ción al cambio climático, vemos que la economía se ha ralentizado, y mientras pasa eso, vemos la belleza, el cielo, la claridad del aire, la posibilidad del entorno de renovarse a sí mismo. Todos estos movimientos tienen que coordinarse para construir una visión distinta del mundo e insistir en nuestra visión a la luz de las formas del fascismo y de las políticas antidemocráticas que están surgiendo. Faride Zerán: Emilia, ¿qué ocurre con el tema de las disidencias sexuales, trans, frente al Covid, al que alude Judith? ¿Qué has visto en Chile? Emilia Schneider: lo que señala Judith sobre las personas trans nos permi- te replantearnos los horizontes políticos que ha tenido nuestro movimiento de personas trans, y los límites que tiene. Esto es algo que ya veníamos diciendo mucho: que la ley de identidad de género, las políticas más afirmativas no termi- naron por garantizar los derechos, es decir, no lograron terminar con la violencia y la exclusión que vivimos. Me ha tocado ver cómo, en Chile, esto se cruza con otros elementos. Cómo la población migrante dentro de la población trans se transforma en una población precarizada que sufre la persecución policial porque su trabajo es considerado ilegal, pero la sociedad no le entrega otra posibilidad de insertarse a las personas trans. Es tremendo ver que, en los registros sociales, con esta tecnocracia ligada a los servicios sociales de los Estados neoliberales, las personas trans no figuran, los migrantes no figuran, porque somos parte de un grupo de personas que vivimos ilegales en el mundo. Hay una cifra que no se conoce, porque no somos una cifra para pensar las políticas públicas. “Estamos buscando un mundo de igualdad social radical, oponiéndonos a la violencia, dejando claro que todas las vidas importan por igual. Nos oponemos a esas métricas que señalan que algunas vidas deberían protegerse y otras son simplemente prescindibles”. JUDITH BUTLER La ex presidenta de la FECH Emilia Schneider 87
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