Palabra Pública N°19 2020 - Universidad de Chile

y proviene de una generación que migró desde Carahue y Nueva Imperial a la capital en los años cuarenta. Su abue- lo llegó para ser panadero y su abuela empleada doméstica, debiendo enfrentar en esos años los embates del racismo y la discriminación. Sebastián reconoce que, aunque siempre volvía al sur, su infancia fue más bien santiaguina. Fue educa- do en un liceo de hombres donde sufrió de bullying escolar y recién cuando sus abuelos paternos murieron, a sus 17 años, comenzó a sumergirse más en esa historia familiar y esa iden- tidad mapuche que fue plagando su obra. Hoy, además de dedicarse a su trabajo como artista visual, Sebastián enseña en un colegio Waldorf y es integrante del colectivo mapu- che Rangiñtulewfü y de Yene revista , donde colabora creando imaginarios contemporáneos de la cultura mapuche. —Siendo un mapuche santiaguino de tercera gene- ración, ¿cómo ha sido recibido tu trabajo por las comu- nidades mapuche? Tuve la suerte de participar en 2018 del festival de cine y arte indígena, el FicWallmapu, y llevé mi obra a una iti- nerancia grande al sur. Estuvimos en el Centro Cultural de Carahue, de donde es mi abuelo, en una ruca enTrovolhue, en el Museo Regional de La Araucanía en Temuco -donde hice una performance en una de las vitrinas que cuestionaba los modelos de exhibición arqueológica que se tienen de los pueblos mapuche, siempre en relación al pasado pero no al presente y mucho menos al futuro del pueblo- y en el Museo Mapuche de Cañete, que fue superbonito porque es el único museo de Chile que es liderado por una mujer mapuche, Juana Paillalef. Mi obra fue la primera de arte contemporáneo que se mostraba ahí. Luego he estado vol- viendo a exhibir en Villarrica, en Lautaro, en Victoria, en espacios más cercanos a lo mapuche. La verdad es que mis obras siempre han sido recibidas con respeto y he sentido apoyo de las comunidades, creo que porque son trabajos honestos y en ese sentido me siento afortunade de que mi obra sea leída en distintos contextos. —¿Qué referentes artísticos mapuche o locales tuviste? Un referente importante fue Bernardo Oyarzún, pero también lo fue la Paz Errázuriz, las Yeguas del Apocalipsis, Carlos Leppe, toda esa tradición de artistas muy icónicos que hablaron de lo marginal. Yo diría que la primera voz mapuche importante para mí fue Pedro Lemebel, a pesar de que puede sonar problemático porque evidentemente no corresponde a lo esperable mapuche, pero es de las primeras personas en mi vida que escuché hablando del Wallmapu públicamente, masivamente, tenía un compro- miso político que me marcó. —¿Sientes alguna presión al ser una artista joven to- cando este tipo de temas sensibles? Creo que antes me sentía mucho más presionade de esas expectativas y de lo que se pudiera pensar de mi obra, pero ahora estoy en un momento creativo muy libre. Acá hay una idea exitista del artista joven que es nefasta, siempre se busca la obra inédita y eso a mí me jode mucho. Siento que no es justo porque, de partida, no te están pagando por esas producciones inéditas, y segundo, porque se piensa que los artistas tenemos que producir constantemente algo inédito para ser validados. Me considero un artista productivo y muchas veces cuestiono esa productividad, ¿acaso vale la pena cuando en Chile no se valora ese rendimiento? Para mí ha sido importante al menos tener la porfía de resistirme y no trabajar con técnicas tradicionales asociadas a lo ma- puche, a pesar de que me interesan. La idea de pensar cómo abrimos otras posibilidades de lenguaje, en el video, en el 3D, en lo digital, cómo pensamos un mundo no colonial con esa tecnología, cómo poder utilizarla a nuestro favor y no en nuestra contra. —¿No son comunes los soportes experimentales en- tre los artistas mapuche? Al contrario, hay una gran cantidad de personas ma- puche trabajando con formatos contemporáneos. Artistas como Francisco Huichaqueo, Jeannette Paillan, Eduardo Rapiman o el mismo Bernardo vienen trabajando hace mu- cho rato con el video, pero eso no estaba tan reconocido ni puesto en valor en las artes visuales. El curador Cristian Vargas Paillahueque está investigando sobre arte mapuche contemporáneo con una lectura hacia lo que pasó antes. Hay un montón de artistas mapuche desde inicios del siglo XX haciendo obra en lenguaje experimental y contempo- ráneo, es sólo ignorancia pensar que ahora lo mapuche está de moda, esa es la idea más violenta que puede haber sobre lo mapuche hoy. Kowkülen , video. 79

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