Palabra Pública N°19 2020 - Universidad de Chile

POR FRANCISCO FIGUEROA Es una de las organizadoras del Pacto Ecosocial del Sur, iniciativa que promueve una “transición socioecológica que articule justicia social y ambiental” como salida a la crisis desatada por la pandemia. Un desafío que, para Svampa, exige reconocer los límites de los progresismos latinoamericanos para superar la inserción extractivista y neodependiente de América Latina en el mundo. No vaya a ser que, además de commodities , empecemos a exportar nuevas pandemias. N o es desde la erudición abstracta y ais- lada que Maristella Svampa toma la palabra para debatir sobre el rumbo que ha de tomar la sociedad a partir de la pandemia. La socióloga argentina e investigadora del trasandino Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) piensa desde América Latina y el acu- mulado de aciertos y reveses de sus luchas emancipadoras. Cita a Celso Furtado, Rita Segato y Manfred Max-Neef, a los dependentistas y a las feministas populares, y conceptua- liza con referencia a los conflictos que recorren de cabo a rabo la región, desde la contaminada cuenca del río Atrato en Colombia hasta el fracking para la extracción de gas en la Patagonia argentina. Las 568 páginas de Debates latinoamericanos. Indianis- mo, desarrollo, dependencia y populismo (2016) le valieron el Premio Nacional de Ensayo Sociológico al otro lado de la cordillera. Y con el último de sus libros, El colapso ecológico ya llegó. Una brújula para salir del (mal)desarrollo (2020, junto a Enrique Viale), quiere aportar a una conversación sobre la insustentabilidad de los modelos de desarrollo vigentes. Para que la transición socioecológica por la que pujan los países del norte, dice, no se pague con más despojo de territorios y dignidad en los países del sur. —¿A qué te refieres con maldesarrollo ? ¿Y por qué ese concepto y no otros del discurso crítico como neolibera- lismo o subdesarrollo? Es una categoría que tiene su historia dentro del pensa- miento crítico. Fue acuñada por Celso Furtado cuando ya no era un entusiasta cepalino y se había tornado consciente de las grandes desigualdades territoriales y sociales que había en su Brasil natal. Fue retomada también por Vandana Shiva, entre muchos otros, para señalar las múltiples dimensiones en términos de insustentabilidad de los modelos de desarro- llo dominantes. En esta línea, nosotros retomamos el con- cepto en 2014 (con nuestro libro Maldesarrollo. La Argentina del extractivismo y el despojo ), porque además de señalar esta pluridimensionalidad para analizar los impactos de los mo- delos de desarrollo, nos parece que tiene un fuerte impacto. La gente, cuando lee maldesarrollo , se pregunta por qué. —¿Implica la posibilidad de hablar de buen desa- rrollo? No es el caso. En el marco del pensamiento crítico y pos- desarrollista, somos de la idea de abandonar el concepto de desarrollo para avanzar hacia un tipo de sociedad resiliente, solidaria y que aporte a la sostenibilidad de la vida. En el breviario del pensamiento crítico latinoamericano hay dife- rentes conceptos para hablar de esto: neoextractivismo, con- senso de los commodities , giro ecoterritorial. Pero mi apuesta es también no hablarle sólo a la academia o a los convenci- dos, sino a aquellos sectores que son cada vez más sensibles a las problemáticas socioambientales, pero tienen una ceguera epistémica que impide problematizar los modelos de desa- rrollo hegemónicos. —Ecuador y Bolivia incorporaron el buen vivir en sus constituciones, pero acentuaron el extractivismo. ¿En qué pie queda ese paradigma después del ciclo progresista? Sin duda, el concepto faro en el inicio del ciclo progresis- ta fue el de buen vivir, que remite a esa visión comunitaria y de armonía entre sociedad y naturaleza de los pueblos origi- narios. Pero fue vaciado de su potencialidad por los gobier- nos progresistas. Hubo dificultades también para dotarlo de contenidos. Y yo creo que no funcionó porque fue disociado de ese otro concepto fuerte que es el concepto de derechos de la naturaleza, que es más potente y más difícil de bastar- dear, porque implica un paradigma relacional que pretende desplazar el paradigma binario de la modernidad, dentro del cual el hombre es considerado como externo a la naturale- za, punto de partida para los modelos de desarrollo que hoy conocemos, para una determinada concepción de la ciencia y que es responsable del colapso ecosistémico que estamos 17

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