Palabra Pública N°18 2020 - Universidad de Chile
texto de crisis estructural, social, política, ambiental, donde los intelectuales y los políticos han abandonado el campo de disputa de sentidos y no han bajado a la calle durante años. Hay que distinguir los dos campos: el político y el inte- lectual. De alguna manera están conectados, pero hay que distinguirlos porque son relativamente autónomos. El cam- po político pasa por una crisis profunda porque ha estado desconectado de la vida cotidiana, sobre todo de las clases populares, de sus aspiraciones, de sus necesidades, de su su- frimiento ante una sociedad cada vez más cruel en sus exclu- siones, discriminaciones; una sociedad que he caracterizado como una sociedad capitalista, colonialista y patriarcal. O sea, para mí, fue una trampa del pensamiento crítico, in- clusive del pensamiento marxista, pensar que el colonialis- mo había terminado con las independencias. No terminó, cambió de forma; siguió con otras formas, ya no la del co- lonialismo histórico como ocupación territorial por un país extranjero, sino que las otras formas fueron concentración de tierras, expulsión de indígenas de sus territorios ancestra- les y, sobre todo, racismo, obviamente. Y también son socie- dades patriarcales, porque la violencia contra las mujeres y otras orientaciones sexuales son constitutivas de este modo de dominación. O sea, son tres las cabezas dominantes: ca- pitalismo, colonialismo y patriarcado, y una no existe sin las otras. Es por eso que cuando una se hace más dura –por ejemplo, el capitalismo se hace más excluyente porque los trabajadores tienen menos derechos, menos empleos–, el colonialismo, el racismo y la expulsión de poblaciones indí- genas se hacen más duros; y el patriarcado se hace más duro con más violencia contra las mujeres. Durante la pandemia el capitalismo pasa por una crisis dura, obviamente, y con él aumentó también el racismo en las sociedades y la violencia contra las mujeres. —¿Puede profundizar más en la reflexión sobre que en ese campo (político e intelectual) existe una distancia respecto de la vida cotidiana de los sectores que muchos de ellos dicen representar o interpretar? El capitalismo no se sostiene sin el racismo colonial y sin el sexismo patriarcal. Entonces, estamos en un momento en que estas tres formas son particularmente duras y estas for- mas de dominación nos obligarían a pensar que, con tanta exclusión, con tanta concentración de riquezas, una catás- "La política se hizo pequeña y los políticos se hicieron pequeños, mediocres y, además, el neoliberalismo, exactamente para empequeñecer la democracia, introdujo una serie de transformaciones que descaracterizaron totalmente al proceso democrático". trofe ecológica inminente, deberíamos pensar en alternati- vas anticapitalistas, anticolonialistas y antipatriarcales. Pero los procesos políticos se rehusaron en los últimos cuarenta años a discutir lo que serían estas alternativas, porque ellas conllevan la idea de un debate civilizatorio al pensar en otra civilización que no es esta. Y el neoliberalismo, desde los 70, exactamente con Chile con el golpe contra Salvador Allende, con las dictaduras latinoamericanas, después todo el periodo neoliberal de los 80 y 90 hasta hoy, han creado la idea de que no hay alternativa al capitalismo y por eso, también, al colo- nialismo y al patriarcado. Esta idea se hizo más fuerte con la caída del Muro de Berlín en 1989 y ya no se podía pensar ahí mismo en una alternativa socialista. El capitalismo acababa de vencer en la historia. Y por eso nos metemos, por así decir, en una cuarentena ideológica de que no hay alternativa. Se dejó de discutir el proceso civilizatorio y por eso los procesos políticos se quedaron en la política corriente de administrar, gerenciar la sociedad capitalista, racista y sexista. Y por eso, para los políticos, las posibilidades de alternativas dejaron de existir y por eso la política, de alguna manera, murió. De- jamos de tener las grandes figuras políticas, los partidos se volvieron muy distintos, ya no eran partidos con políticos que eran grandes intelectuales, grandes políticos y activistas, con diferentes posiciones a la derecha y a la izquierda, pero donde se debatía el proceso civilizatorio. En ese momento se separó el proceso político del civilizatorio, pero este se siguió discutiendo en movimientos sociales, marginales o margina- dos, silenciados, y salieron de la agenda política de nuestras sociedades. Con esta falta de alternativa de un debate civi- lizatorio serio, la política se hizo pequeña y los políticos se hicieron pequeños, mediocres y, además, el neoliberalismo, exactamente para empequeñecer la democracia, introdujo una serie de transformaciones que descaracterizaron total- mente al proceso democrático. “La derecha es incapaz de proteger la vida” De Sousa Santos sostiene que los políticos disfrazan esta incapacidad de proteger la vida “porque realmente la pande- mia ha demostrado que el neoliberalismo es una mentira: no se destina a hacer crecer la economía o crear empleo, nada de eso; el neoliberalismo se destina a transferir riqueza de los pobres y de las clases medias a los ricos, nada más que eso. Es un proceso de transferencia muy poderoso y muy bien 44
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