Palabra Pública N°18 2020 - Universidad de Chile
“La libertad de expresión e información es casi tan vital como el servicio médico en una sociedad. Hemos vuelto a ver en esta pandemia cómo los populistas han querido manipular y jugar con la información, increpar a los periodistas que únicamente han querido informar sobre un mal de verdad, un virus que mata”. de una cosa abstracta, sino del respeto por y para las leyes del país. La mayoría de los países tiene su Constitución, pero no se respeta porque el Poder Judicial y la policía son corruptos. América Latina tiene el mayor índice de homicidios en el mundo como región y de crímenes violentos, eso quiere decir que o la policía está metida como parte del problema o no se respetan las leyes pro- pias. El otro factor que es una gran plaga para América Latina es el narcotráfico de cocaína, sobre todo. En lugares donde las leyes no son lo suficientemente fuertes como para resistir al flujo de esa narcoeconomía y su violencia, se corrompen jueces, policías, abogados, y tienes de pronto toda una capa nefasta en la sociedad que supuestamente está ahí para proteger y defender las leyes, pero en lugar de eso se convierten en chupasangres y eso es parte del problema en países como México, Venezuela y Colombia, donde incluso hay una guerrilla narcoparamilitar. —Y ¿cómo ve a Chile en ese cuadro? Desde el estallido social se han agudizado las desigualdades en el país y ha quedado al descubierto la compleja relación que existe con la policía, sobre todo en términos de la impunidad frente a la viola- ción de los derechos humanos. La verdad es que Chile no me preocupa tanto como otros y antes del estallido social era para mí uno de los países, junto con Uruguay, más fuertes en cuanto a su Estado de derecho; más allá de los problemas que puede tener, no hay casi com- paración con los vecinos en cuanto a la corrupción de la policía. Pero es cierto, fue notorio el comportamiento de los militares y los carabineros durante el estallido en Chile y es obvio que hace falta una especie de acuerdo con la institución armada, tarea pendiente desde el final de la dictadura. Por lo menos, eventualmente se llegó a juzgar a los mayores abusadores de la guerra sucia de la dictadura, pero la institu- ción como tal no fue realmente tocada y eso, al parecer, ha tenido consecuencias en el comportamiento de algunos de estos carabineros durante el movimiento social. Dentro de las cosas más gordas que tiene que enfrentar Chile está cómo reconcibe su relación con su institución armada. Chile es un país interesante, con una po- blación que se inquieta y se preocupa mucho por las cosas. Hay pocos países que conozca que tienen una conversación abierta tan continua sobre aspectos de la problemática nacional, pueden llegar a ser incluso ensimismados, quizás es propio de un país que es casi como una isla. Cuando llegué por primera vez a Chile, Pino- chet aún tenía un cargo y a mí eso me resultaba casi una perversión de la democra- cia, simplemente no lo podía concebir, cómo todavía el dictador manejaba todo, sin embargo, se llegó a castigarlo y a ponerlo en su sitio. Chile ha mostrado una capacidad quizás tardía de resolver y de llegar a una nueva etapa, de a poco ha construido una democracia más lograda y transparente. —Y dentro de este liderazgo latinoamericano que ha descrito, entre populistas y demago- gos, ¿cómo califica la figura de Sebastián Piñera? La verdad, Piñera no me parece un fascista ni un protofascista, es un hombre de derecha que tiene pocas habilidades políticas y poca noción de la calle y de la gente normal, pero no lo pongo en el mismo canasto que a Bolsonaro, por ejemplo. Para mí, el hecho de que Chile pudo tener alternancia política tan inverosímil para la región en los últimos 12 o 14 años, que pasaba de una socialista a un billonario neoconservador, me parecía de lo más saludable, era la demostración de una democracia que funciona, lo mismo que pasaba entre un Bush y un Obama, por ejemplo. No es lo mismo que La imagen de un hombre derrotado, según Jon Lee Anderson: Trump volviendo de su meeting de campaña en Tulsa, Oklahoma, el pasado 20 de junio, donde tuvo poca asistencia. 37
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