Palabra Pública N°18 2020 - Universidad de Chile

turo y parecen querer predecirlo. En todo caso, es interesante que ambos destacados pensadores contemporá- neos tengan visiones totalmente dis- tintas. Es curioso cómo la pandemia incentiva dos aspectos que son parte de la naturaleza humana y donde se produce una cierta tensión. Por una parte, la forma de protegernos de la pandemia es el aislamiento social, y uno sentiría que eso es como un egoísmo, pero al mismo tiempo ese aislamiento genera solidaridad con los otros. En ese sentido, el egoísmo, relacionarlo con el capitalismo, tiene sentido. Y, por otro lado, la crisis eco- nómica que está generando la pande- mia despierta el espíritu solidario, se relaciona con el vivir en comunidad, porque no podemos vivir eternamen- te aislados. —La filósofa Judith Butler se- ñaló que “el aislamiento, en parte, es una estrategia de control estatal, que expande el poder del Estado”. ¿Cómo ve este asunto? Con esta situación que vivimos una se da cuenta de la función real que cumple el Estado. El tema es concreto: proteger la vida de los ciu- dadanos. En estas circunstancias ves el poder que le estamos entregando nosotros, voluntariamente, a este Es- tado sumamente poderoso que opri- me nuestras libertades individuales, y que nosotros renunciamos a ciertas libertades individuales en pos de un bien común que implica la vida. Esa tensión, que en la normalidad está tan sumergida y tan poco visible, ha salido a la luz de una forma brutal. Es una situación límite donde se de- muestra el carácter del Estado y la amenaza y el beneficio que puede ser para nosotros. —¿Cree que la tecnolo- gía ha sido el instrumento que ha triunfado en esta crisis sanitaria? De todas maneras. Sería interesante poder estimar, y este es un trabajo para los eco- nomistas, cuánto hubiese caí- do el producto del país si no hubiésemos tenido tecnología. El hecho de que muchas em- presas puedan hacer teletraba- jo, que muchos trámites que involucran al Estado los pue- das realizar vía online o la mis- ma banca electrónica demues- tran que Chile, comparado a otros países de la región, en ese sentido, es muy avanzado. Por supuesto, hay muchas áreas donde podríamos avanzar mucho más, como en telemedicina. Obvio que una cirugía no la puedes hacer a distancia, pero varias labores de la me- dicina podrías hacerlas a distancia. En Chile esto está comenzando y es tam- bién una forma de optimizar y focali- zar mejor los recursos del Estado. —Usted firmó una carta en apoyo a Cristián Warnken. ¿Qué opina de las críticas en redes socia- les y sobre la figura del intelectual hoy en Chile? Creo que las redes sociales se han convertido en una cacería de brujas, en un circo romano donde, a veces, se cree que ese es el reflejo de la realidad, pero Twitter no representa la opinión de la mayoría de las personas. Ahora, el nivel de agresividad que hay en la política, ver cómo se tratan nuestros políticos, es espeluznante. Y luego ves cómo nos estamos tratando en las re- des sociales, los foros de discusión, te das cuenta de que hemos perdido algo que es el fundamento de la democra- cia, que es considerar al otro un igual a ti. Y que ese otro, por más liberal, machista o feminista que sea, merece respeto. Incluso da la impresión de que hay sectores que se alegran con la desgracia del otro. Por ejemplo, con el caso del ex ministro Jaime Maña- lich, como que ojalá fracase para ha- cerlo bolsa. Pero si él fracasa, lo hace todo el país. Ahora, agradezco el rol que han tenido intelectuales de con- frontar a esa manada que no piensa y que sólo pide sangre. Y también hay que entender que lo que pasa en El Mercurio, La Tercera y Twitter no es lo que pasa en Chile, eso le ocurre a una élite muy reducida. —También están las columnas de Carlos Peña, ¿no? En el último número de la revista del CEP, a partir del estallido social, Peña se pregunta: “¿Por qué una sociedad que ha disminuido la desigualdad experimenta, sin embargo, una vi- vencia de la desigualdad cada vez más aguda?” Si miras el crecimiento econó- mico y la desigualdad económica en Chile en los últimos 20 años, distin- tos economistas observan cómo se ha reducido la brecha de desigualdad económica y la desigualdad material, y ese fenómeno es muy peculiar. En otros países las brechas han aumenta- do. En Chile disminuye, pero cuando uno ve las encuestas, la percepción es de mucha más rabia en cuanto a la desigualdad. Esto puede ser debido a las expectativas que genera el progreso, o sea, que junto al progreso material debería ocurrir el progreso social, un trato igualitario, pero a pesar de lo que yo he conseguido, la sociedad me sigue tratando igual que antes. Entonces, significa que la desigualdad de clase no se ha reducido y eso genera rabia y frustración. Chile creció en los años 90, pero ese crecimiento se ha ido es- tancando en los últimos 15 años. “Es preocupante ver lo difícil que ha sido para Chile subirse a este carro de la educación a distancia. Muchas familias no tienen las condiciones físicas en el hogar para estudiar y menos los equipos de acceso a Internet. A veces, los más pequeños no tienen un adulto que los pueda guiar, hay mucha desigualdad con respecto al capital humano”. 100

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