Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile

Legua York o el colectivo Hip-ho- plogía, con raperos como Guerrille- rOkulto y Subverso, marcaban pre- sencia en barrios y poblaciones. En especial Subverso produjo una serie considerable de canciones con “Infór- mate”, “San Bernales”, “El jarrazo” y “El padrino” (todas de 2008), “1.500 días” (2009), “Terroristas (2010), “Rap al despertar” (2011) y “Lo que no voy a decir” (2013) y con rimas como “Hay mil quinientos días entre cada votación / mil quinientos días de lucha y organización”. Ese underground tenía para media- dos de la década un arrastre de masas con raperos como Salvaje Decibel, Mente Sabia Crú y decenas de otros nombres. La revuelta escolar de 2006 y las manifestaciones generalizadas de 2011 tuvieron un correlato considera- ble en el rap, con maestras de ceremo- nia como Michu MC y Belona y con el disco Escribo rap con R de revolución (2012), de Portavoz, incluidas cancio- nes como “Donde empieza”, con Sub- verso, y “El otro Chile”, con Stailok. Anticipada también a 2011 apare- ció la escena de solistas como Cami- la Moreno, llamativa desde su inicial canción “Millones” (2009), y Ana Ti- joux, graduada de Makiza y autora de éxitos como “Shock” (2011), “Mi ver- dad” (2013) y “Vengo” (2014). Y en paralelo crecía un movimiento mestizo donde se encontraban la conciencia la- tinoamericana de La Mano Ajena en “Favela” (2005), la canción de barri- cada de Juana Fe en “La bala” (2010) o el encuadre del país como fantasía exitista retratada por La Patogallina Saunmachín en el disco Chile (2011). Desde entonces es posible trazar lazos entre cada reivindicación de los últimos años y canciones respectivas. La cantora mapuche Daniela Millaleo y el rapero Luanko son voces de pue- blos originarios de primera fuente. Del poder corrupto de la iglesa ya daba se- ñales Camila Moreno en “1, 2, 3 por mí, por ti y por todos mis compañeros” (2011). De los movimientos estudian- tiles trataba la canción “Michelle y los pingüinos” (2007), de Mauricio Re- dolés, y el incendio de la Cárcel de San Miguel en 2010, con su testimonio dramático de inequidad nacional, que- dó patente en “Cárcel arde” (2011), de Manuel Sánchez. La denuncia en temas ambientales consta en obras como “Pascua Lama”, de Santiago del Nuevo Extremo (2011), o “De Pascua Lama” (2011), canción de Patricio Manns que ganó la competencia fol- clórica del Festival de Viña nada me- nos, y el cuestionamiento a los medios de comunicación aflora electrizante en “Vuelan las protestas” (2011), de La Floripondio. Sobre comunidades migrantes han cantado desde Anarkía Tropikal en “La chamba” (2009) hasta Andrea Andreu en “Colores de feria” (2017). En agosto de 2016 se inició el movimiento No + AFP y Villa Cariño llevó esa demanda a la cumbia “Antes que tú te mueras” el mismo año. Las disidencias sexuales se han expresado sutiles o frontales en Javiera Mena, Alex Anwandter o en la banda lesbia- na de punk rock Horregias, así como del movimiento feminista hay señas en “Antipatriarca” (2014), de Ana Tijoux, o “Reacciona, mujer” (2018), de Cho- rizo Salvaje. El descontento generaliza- do se palpa en canciones como “No le entregues el poder” (2011) y “Luz de rabia” (2015), de Tata Barahona, tal como la conciencia de clase aflora en “La chusma inconsciente” (2017), de Evelyn Cornejo. Un registro destacado es el de Isabel Parra, histórica y vigente como la que más en canciones como “Minorías” y “Abusos” (2015), mien- tras, para delinear un contraste extre- mo, el reggaetón y el trap muestran su borde contingente con el popular Pa- blo Chill-e y su éxito “Facts” (2018). Son casos elegidos entre muchos más posibles. El discurso crítico ya es tranversal y no hay mucha excusa para no estar al tanto después de años de evidencia. El 23 de octubre último, en los días iniciales de las protestas, un panelista del programa matinal de Canal 13, Polo Ramírez, fue tenden- cia por su frase “Sabíamos que había desigualdad, pero no sabíamos que les molestaba tanto”. Cuatro años antes, en 2015, el mismo panelista había po- sado de “punk” como humorada para una nota en televisión. De haberse molestado en aparentar menos y re- portear más sobre el tema tal vez hu- biera encontrado, en el disco Calavera (2011), de Fiskales Ad Hok, la can- ción “Sudamerica-no”, rubricada con un verso que nunca estará de más citar, una otra vez, sobre todo en días como los que corren. Grabado y avisado hace dieciocho años: “No se sorprendan si reaccionamos mal”. DAVID PONCE Periodista. Es autor de los libros Prueba de sonido - Primeras historias del rock en Chile (1956-1984) (2008), Lucho Gatica cuenta el bolero (2018) y Silvia Infantas - voz y melodía de Chile (2019) Alejandra Fuenzalida 72

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