Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile
Desde el inicio de las históricas manifestaciones de octubre de 2019 la música ha sido un relato paralelo del hastío social. “No son treinta pesos, son treinta años”, fue la consigna inicial del movimiento, y hay canciones como evidencia de esos treinta años de protesta latente. Se veía venir, desde luego. Y sobre todo, se escuchaba venir. H acia las cuatro de la tarde de esa jornada de viernes, en la primera cuadra de la santia- guina avenida Vicuña Mac- kenna, estaba instalado un camión a modo de escenario improvisado. Era el día que dentro de poco rato iba a quedar en la historia con mayúsculas: la fecha de la Marcha Más Grande de Chile, el viernes 25 de octubre de 2019, cuando al menos un millón doscientas mil personas se con- gregaron en la calle sólo en Santiago, a una semana de iniciado el movimien- to social por demandas ciudadanas y contra el gobierno de Sebastián Piñera. Arriba de ese camión precario y entre el aire enrarecido por las bombas lacrimógenas llegó a tocar la popular banda Sol y Lluvia. Una de sus canciones, “Armas, vuélvanse a casa”, se había vuelto una consig- na espontánea tras una semana de militares fuera de sus cuarteles a raíz del Estado de Emergencia decretado por el Presidente entre el 18 y el 27 de octubre. Rato antes un músico callejero preparaba el ambiente con una melodía de zampoña y guitarra aprendida de Inti-Illimani. A su lado un señor traía puesta una polera ne- gra con la frase “En todas las esqui- nas viva la libertad”, verso del grupo Congreso. Y luego de la actuación de Sol y Lluvia, la trombonista del gru- po, Isadora Lobos, dejó prendido el 70
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