Palabra Pública N°16 2019 - Universidad de Chile
mundo corporal, mental, emocional de cada persona. Una radiografía donde está todo resumido, su biografía, su memoria, incluso el alma, como pensaban los egipcios. ¿Pero qué pasa cuando el ojo ya no está? ¿Qué pasa cuando la presión de un proyectil y su increíble rapidez hacen que la membrana del globo ocular no resista y se desgarre violentamente? ¿Qué pasa cuando se desmantela esa esfera de nervios y músculos? ¿Qué pasa cuando se destroza su diafragma, su vitriolo, su retina, su esclerótica, su fóvea, su nervio óptico? ¿Qué ventana es la que se cierra? ¿Qué conexión es la que se pierde? Hoy Sebastián Piñera niega las denuncias de violaciones a los derechos hu- manos por parte de Amnistía Internacional. Podemos ver sus ojos intactos en la pantalla del televisor, pero claramente todo el proceso neurológico que traduce la luz en imagen, en sentido, no ocurre en ese cerebro. Esos ojos no están viendo absolutamente nada. Nos ofrecen un acuerdo de paz mientras nos están disparando. Nos ofrecen partir un proceso constituyente en medio de la balacera. En este mismo momento alguien está siendo herido y nadie toma respon- sabilidad por eso. ¿Es posible sentarse a dialogar un futuro sobre la impunidad? ¿Es posible discutir un marco legal sobre las cuencas vacías de nuestros compa- ñeros y compañeras? ¿Es posible pasar por alto cada una de las agresiones que hemos sufrido? Ya lo hicimos en el pasado y cargamos con eso en nuestros cuer- pos, en nuestras conciencias y en nuestra historia. ¿Lo volveremos a hacer? ¿Es que los ojos que hemos abierto al despertar no nos sirven para mirar hacia atrás? Las pantallas televisivas hipnotizan las retinas incautas con imágenes de sa- queos e incendios inoculando un discurso de violencia criminal para justificar todas las agresiones que nos están infligiendo. Nos culpan. Nos dicen otra vez que la responsabilidad es nuestra. Nos tachan a todos caricaturescamente de delincuentes. De narcotraficantes. Condenan la violencia como si no fueran ellos con su brutalidad sistematizada los que la han incitado desde hace décadas. Y nos castigan. Y nos golpean en nombre del orden público y la paz ciudadana. Igual que ayer. Igual que siempre. Y serán incapaces de asumir sus culpas, como han sido incapaces de ver las demandas ciudadanas expresadas por años en las calles y generar las políticas públicas que necesitamos para acabar con tanta, tanta, tanta frustración. Cierro este texto y escucho desde afuera las cacerolas aullando por el joven Gustavo Gatica. A los 21 años recibió una ráfaga de balines que hirieron su cuerpo y sus ojos. Después de días de tratamiento y controles médicos hoy el diagnóstico es claro: Gustavo no podrá ver nunca más. Despertar implica abrir los ojos. Dejar el letargo atrás, ver la realidad, el escenario en el que nos encontramos, y reconocernos en él. Lo que sigue puede ser el comienzo de un nuevo y gran día. Pero también, en el peor de los casos, despertar puede ser abrir los ojos en medio de una larga y oscura noche para asumir la condena del insomnio. Clavar la vista en el techo y atender a nuestros peores fantasmas que reclamarán molestos porque no aprovechamos la oportu- nidad, porque no les dimos un lugar, porque los dejamos otra vez abandonados. Edipo, el rey de Tebas, se sacó los ojos cuando comprendió quién era real- mente y cuál había sido la dimensión de sus crímenes. Con el rostro ensan- grentado declaró que ese par de globos oculares que llevaba colgando entre las manos nunca le habían servido para nada. Y por esas cuencas vacías que cargó hasta su muerte, por ese par de orificios que lo internaron en la oscuridad más absoluta, volvieron a ver todos los que habían perdido la visión. Santiago de Chile, 26 de noviembre de 2019 Día 46 de la revuelta. “Edipo, el rey de Tebas, se sacó los ojos cuando comprendió quién era realmente y cuál había sido la dimensión de sus crímenes. Con el rostro ensangrentado declaró que ese par de globos oculares que llevaba colgando entre las manos nunca le habían servido para nada”. NONA FERNÁNDEZ SILANES Escritora, actriz y guionista. Ha publicado Chilean Electric (2015), La dimensión desconocida (2016) y Voyager (2019), entre otros libros. En 2017 recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 11
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