Palabra Pública N°14 2019 - Universidad de Chile

La antropóloga argentina —una de las intelectuales más influyentes de América Latina— reflexiona sobre los casos recientes de violencia contra mujeres y disidencias sexuales en Chile, y explica las posibilidades que entrega el feminismo a los hombres para desmantelar lo que en su teoría ha llamado el “mandato de masculinidad”. Además, advierte los peligros de instalar y naturalizar el “linchamiento moral” como única alternativa de autodefensa para las mujeres. D esde la primera marcha bajo la consigna “Ni una menos”, en 2016, Chile ha experi- mentado una ola vertiginosa de mov i l i z a c i one s protagonizadas por mujeres. El Mayo feminista y la masividad his- tórica alcanzada durante la última conmemo- ración del Día Internacional de la Mujer son señales claras de un proceso de mayor concien- cia social sobre la violencia que, sin embargo, carece de un correlato en términos jurídicos. La falta de procesos de denuncia, sanción y repa- ración efectivos en casos de violencia de género es uno de los factores que han llevado a instalar las acusaciones públicas —reales y virtuales— como una de las principales herramientas de autodefensa para las mujeres. Nuevas dinámicas que varias autoras han puesto en tensión por basarse en visiones esencialistas de los compor- tamientos de hombres y mujeres, o por instalar una lógica policial que estaría rigiendo las rela- ciones humanas y que se contradice con el ideal de emancipación del feminismo. Rita Laura Segato (1951) plantea sus preo- cupaciones sobre este debate y defiende la im- portancia de respetar el debido proceso. Para la antropóloga feminista existe una diferencia POR BÁRBARA BARRERA FOTOS: FELIPE POGA “EL MOVIMIENTO FEMINISTA ESTÁ AYUDANDO A QUE LOS HOMBRES SE LIBEREN” fundamental entre el escrache —nombre dado en algunos países de Sudamérica a la manifes- tación pacífica que denuncia una situación in- justa— y el “linchamiento moral”: mientras el primero corresponde a un justo proceso de tipo público al que la ciudadanía recurre frente a las deficiencias de la justicia del Estado, el segundo, explica Segato, “es espontaneísta, tiene un mar- gen de error importante, y es simplemente una acusación obedecida de manera inmediata. No puede existir lo que llamo una ‘guillotina moral’, porque ahí se pueden cometer errores y causar un daño a los grandes avances que hemos hecho en el movimiento feminista este último tiempo”. A eso apunta también la antropóloga mexi- cana Marta Lamas, que en Acoso. ¿Denuncia legítima o victimización? (2018) defiende la ne- cesidad de instalar “una conciencia más certera sobre qué es el acoso, que deslinde apropiada- mente conductas e intenciones, miradas y to- camientos, agresiones y torpezas”. Esta postura política frente al acoso indignó a cientos de fe- ministas que, a través de un manifiesto firmado por 482 mujeres y 91 colectivos, condenaron el ensayo de Lamas y llamaron a no considerarla un “referente teórico, metodológico, ní episté- mico” por legitimar la “justificación, normali- zación, naturalización y perpetuación del acoso, hostigamiento, violencia sexual y feminicidios”. Una de las preocupaciones principales de Rita Segato —que hace poco visitó Chile in- vitada por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y CLACSO— tiene que ver 15

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