Palabra Pública - N°12 2018 - Universidad de Chile

La noche del pasado 14 de noviembre, Elicura Chihuailaf estaba en la soledad de un dormitorio de la Casa de Acadé- micos de la Universidad de Santiago cuando se enteró de la muerte de Camilo Catrillanca. La noticia, cuenta, le llegó por redes sociales. -Mi primera reacción fue de infinita desazón… Pensé en nuestros jóvenes alevosamente asesinados en operativos policiales ordenados por los patrones del Estado en años de post dictadura, en años de supuesta democracia; pensé en la defensora del medioambiente Macarena Valdés (esposa de nuestro hermano Ru- bén Collío), asesinada sigilosamente en la comunidad Newen de Tranguil, en la comuna de Panguipulli; en Juan Pablo Jiménez, dirigente sindical en Puente Alto; en Alejandro Castro, pescador y dirigente de Quintero. Y me pregunté: ¿quién será la próxima víctima? ¿Cómo impacta al pueblo mapuche esta nueva tragedia? ¿Con qué sensación te quedas estos días? -Impacta como evidencia de la persis- tente discriminación y de la tristeza que ella causa. Como memoria feroz del despojo: la ocupación militar de nuestro territorio por el Estado de Chile, a partir de la denomi- nada “pacificación de La Araucanía” y has- ta nuestros días. Pero -en la dualidad- tam- bién como energía que revitaliza la lucha por nuestros derechos como cultura, como pueblo; cada uno, cada una, ejerciéndola desde el lugar diverso que le ha tocado. Yo me he quedado con la sensación de inde- fensión colectiva en la que vivimos los pue- blos nativos y el pueblo chileno profundo (que es la mayoría). Con la certeza de que ambos hemos vivido siempre en una dicta- dura disfrazada de democracia. ¿Cómo viste el eluwün (funeral) de Camilo Catrillanca? ¿Qué te pareció el “El actual gobierno habla de reconocimiento de la ‘deuda con los pueblos originarios y que no haya discriminación’, pero abre más espacios para la continuidad de la ocupación de nuestro territorio. Habla de diversidad, pero no considera nuestra visión de mundo respecto del denominado desarrollo. Mas, con su Plan Impulso Araucanía remarca el avance del capital y de las empresas extractivistas”. gesto de que en él confluyeran diversos sectores de la política mapuche? -Lo vi como expresión de que nuestra espiritualidad, a pesar de la colonización, sigue vigente. Como prueba de que nues- tro sentido de comunidad y pueblo sigue siendo nuestro camino. El funeral de Ca- milo fue un muy sentido homenaje a un weichafe, a un guerrero de la ternura. A un joven cuya bandera fue la defensa de la Mapu Ñuke Madre Tierra, el gran árbol de la identidad. Que confluyeran todos los sectores de la cultura mapuche era -desde luego- esperable. ¿Qué te parece esta aparentemente do- ble vía del gobierno, donde por un lado implementa el Plan Araucanía y llama al diálogo, mientras por otro presenta a un “Comando Jungla” que termina por desmantelar cualquier posibilidad de entendimiento? -Es la desvergonzada ideología de la chilenidad superficial y enajenada, la per- manente bipolaridad de sus políticas de Estado cargadas de eufemismos. Discursos que se pronuncian parapetados tras las ar- mas de la policía que ellos mismos orde- nan. Discursos que resultan entonces poco creíbles, insustanciales. Es un problema conceptual. Un Estado empresarial que impone un modelo económico basado en un desarrollo contra la naturaleza y no con la naturaleza, con todo lo que eso signifi- ca: atropello permanente de la legitimidad, manejo sesgado de la historia, información tergiversada, etcétera. Un empresariado que ocupa y ha ocupado siempre todos los poderes del Estado. Y esta situación gene- rada por ellos necesita una salida política… Y, cito a nuestro hermano senador Francis- co Huenchumilla, “Los problemas políti- cos no se entregan a la policía para que los resuelva”. Más aún cuando nos parece que todos comprenden que al expresar que la solución es política lo decimos en el sen- tido más profundo de la palabra poética: se trata de la solución de las demandas de nuestros pueblos. ¿Cómo te explicas que los partidos po- líticos, que hace un año eran el oficia- lismo y no se movilizaron cuando fue el escándalo de la Operación Huracán, hoy se muestren solidarios hacia el pue- blo mapuche? -Lo explica la urdida bipolaridad de la política chilena y que, como se sabe, es cuestión transversal. Con las siempre hon- rosas excepciones en los partidos. Pienso, P.6 P.P. / Nº12 2018

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