Palabra Pública - N°9 2018 - Universidad de Chile

sus fronteras. Las políticas de seguridad y control fronterizo en general logran parcialmente su objetivo de reducir los ingresos de los migrantes, sin em- bargo, consiguen también incrementar las muertes en los trayectos, incentivan las redes de trata y tráfico, incrementan la irregularidad y la vulneración de derechos en los migrantes, aumentan el costo de los traslados y contribuyen a estigmatizar a los migrantes que ya residen en los países de recepción y a los nue- vos migrantes como residentes ilegítimos, lo que redunda en la discriminación y el racismo en las sociedades receptoras. Las políticas de seguridad fronteriza activan así todo un complejo sistema de incentivos a la inseguridad migratoria. Las políticas restrictivas tienen consecuencias conocidas para el proceso de inserción de los migrantes, dificultan su interacción con la po- blación nacional y precarizan su inserción en el mercado de trabajo. Lo que algunos han llamado la “paradoja de la necesidad del inmigrante in- deseado” busca dar cuenta de esta dualidad que enfrentan los gobiernos, en que por una parte de- ben responder a la demanda por restricciones de una ciudadanía desinformada y asustada por la velocidad con que ocurren los proceso migrato- rios, y por otra, satisfacer la demanda estructural de trabajadores migrantes para la reproducción de los márgenes de ganancia en sectores muy re- levantes de las economías, como la agricultura, la construcción, la hostelería o los servicios perso- nales, entre otros. Estas dos orientaciones que conviven en las res- puestas públicas frente a la migración tienen su origen en la contradicción entre la cantidad de migrantes que los ciudadanos de los países re- ceptores están dispuestos a tolerar y la cantidad de migrantes que demandan sus economías. En este sentido, es posible distinguir políticas públi- cas que se establecen como respuesta a las expec- tativas que tiene la población nativa y otras que se orientan a responder a la demanda económi- ca expresada en las necesidades estructurales del mercado de trabajo y las presiones políticas de los gremios sectoriales. La política migratoria se con- vierte en este sentido en un animal de dos cabezas, una de las cuales se afirma sobre las expectativas de la población y la otra sobre las demandas es- tructurales del mercado de trabajo y la estructu- ra productiva. La política de represión fronteriza tiene la “virtud” de responder a ambas demandas y unir ambas cabezas: por una parte tranquiliza a la población nacional y sus temores, y por otra, institucionaliza las condiciones de precarización de la población migrante, lo que garantiza su ex- plotación en el mercado de trabajo. Previsiblemente, la dualidad entre condiciones de producción de los flujos migratorios y la dispo- P.58 P.P. / Nº9 2018 / Dossier

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