Palabra Pública - N°9 2018 - Universidad de Chile

Como Universidad pública consciente de su ser y por lo tanto de su responsabilidad en la construcción de Chile, estamos obligados a actuar, a profundizar nues- tra mirada crítica institucional, social e individual. Los últimos años han demostrado que es posible avanzar en temas que hasta hace poco resultaban impensables: equidad de género; acoso y abuso sexual; creación de Centros de Aprendizaje; programas de admisión in- clusivos como SIPEE, PACE o de ex-conscriptos. Un Comité de Coordinación Institucional ha propiciado giros insospechados en la dinámica organizacional, de- mostrando que si hay reflexión y trabajo colaborativo, los vacíos de interacción y silencios ominosos van dan- do paso a la reflexión y a la cohesión institucional. En la misma línea, la VAEC ha venido desarrollando esta iniciativa, realizando un levantamiento al interior de la institución que da cuenta del estado formal de acciones, institucionalidad y programas de convivencia. La fina- lidad es comprender la realidad. Mediante una acción transversal y coordinadora se busca identificar interaccio- nes virtuosas y promoverlas al interior de la comunidad. La ICU, a través de una mesa técnica con represen- tantes de las unidades académicas y de la Dirección de Recursos Humanos, trabaja sobre tres ejes sustantivos: sentido de comunidad y de pertenencia; respeto hacia las personas -más allá de roles y posiciones-; y convi- vencia. Estos ejes tributan a la formulación de estrate- gias concretas que subrayan a la equidad y la inclusión como partes fundamentales de la vida universitaria. Un Plan Anual de Convivencia Universitaria, elaborado por un grupo de trabajo multidisciplinario, plural y tries- tamental, se encargará de promover conductas respetuo- sas y reforzar el sentido de pertenencia a la comunidad universitaria. También corresponde a la labor de la ICU estimular y apoyar la genera- ción de comités asesores en facultades e institutos en ma- terias de convivencia y diálogo dentro de ellas. En este sentido, una forma posible de avance comu- nitario es reconocer Áreas Estudiantiles Comunes que dispongan de infraestructura y servicios de calidad ba- sal uniforme, configurando un “piso mínimo garanti- zado” estructural, análogo al desarrollado en beneficios estudiantiles por la Dirección de Bienestar Estudiantil. Finalmente, y aunque la Universidad pueda ser vista como una institución añosa y rígida, existen otras pers- pectivas y dimensiones. Observando los ambientes que genera, las discusiones que se dan en ámbitos científicos, filosóficos, artísticos o humanistas, es posible reconocer redes de conversaciones vigorosas, flexibles e innovado- ras, llenas de vida y de creatividad. Es ese el ambiente que debemos fomentar y compartir, son esos espacios los que deben alimentar las respuestas y mensajes que la Universidad lleve a la sociedad y en los cuales están inmersos nuestros estudiantes. Una forma de promover- los son nuestras declaraciones explícitas de colaboración entre los integrantes, el desarrollo de trabajo interdisci- plinario y transdisciplinario y la adhesión irrestricta al diálogo constructivo e integrador. Nuestro empeño como VAEC es aportar en la forma- ción integral de los/as estudiantes, generando igualdad de oportunidades de acceso, permanencia, egreso y ti- tulación, incidiendo en el contexto universitario como una importante fuente de retroalimentación, aprendi- zaje y aporte cultural. La Universidad es espacio físico, aunque lo que la distingue, lo que la hace irrepetible y especial para todos los que pasamos por ella, es su ambiente único y peculiar, que debemos preservar y mejorar con nuestros aportes. Al distinguir de manera explícita la equidad, la inclusión y el respeto mutuo como elementos estructurales y sustanti- vos de la Universidad, constantes e indisolubles de todas sus funciones, estaremos consiguien- do que la excelencia y el respeto de los derechos humanos resulte algo connatural e inevitable para quie- nes formamos parte de ella. “Un Comité de Coordinación Institucional ha propiciado giros insospechados en la dinámica organizacional, demostrando que si hay reflexión y trabajo colaborativo, los vacíos de interacción y silencios ominosos van dando paso a la reflexión y a la cohesión institucional”. P.18 P.P. / Nº9 2018

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