Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile
CHILE: PAÍS LAICO POR ÓSCAR CONTARDO Periodista y escritor. Autor, entre otros, de los libros Siútico: arribismo, abajismo y vida social en Chile y Raro: una historia gay de Chile E n 2014, durante los grandes incendios en Valparaíso, noté que algo había cambiado. Tras horas de transmisiones especiales de la televisión y las radios, entrevistando víctimas y a diferentes autoridades políticas, algo faltaba. En otra época, una no muy distante, la figura del ar- zobispo de la región hubiera ocupado un lugar de relevancia. Esta vez nadie preguntaba por él. En el país en el que yo había crecido cada vez que había una tragedia, junto a la voz de las autoridades po- líticas estaba la voz de un sacerdote, generalmente el obispo. Sin embargo, durante las jornadas en que gran parte de los cerros de Valparaíso se que- maron, los representantes de la jerarquía católica no aparecieron en los medios. Era una señal de los tiempos. En la última década la figura del sacerdote se ha ido desvaneciendo como autoridad con influen- cia política, un lugar que ocupaba hasta hace muy poco. El punto de inflexión no fue un cambio for- zado desde el Estado o exigido por los partidos po- líticos más liberales, sino más bien una consecuen- cia lógica frente a la crisis de los abusos sexuales que a nivel global puso a la Iglesia Católica en el lugar que ocupan las organizaciones sospechosas y los criminales. Hasta ese momento en Chile, la política se hacía en muchos ámbitos previa con- sulta a la Iglesia. Tanto en la derecha como en la izquierda quien estaba a cargo de vincularse con la jerarquía eclesiástica, lograba prestigio y poder. Para una investigación reciente tuve que revisar re- vistas de la oposición a la dictadura. Muchas edi- ciones. En casi todas ellas, por no decir en todas, aparecía un sacerdote como entrevistado, como columnista o como fuente en algún reportaje. Ha- bía sacerdotes progresistas y conservadores, curas en la televisión y en la prensa de derecha. Curas choros, amigables y severos. Como protagonistas, protectores o mediadores. Hasta el crítico literario más leído era sacerdote. Durante las primeras décadas de la transición eso no cambió. La Iglesia Católica hizo pesar su opinión para frenar desde programas de salud P.62 P.P. / Nº8 2018 / Dossier
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