Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile

los ciudadanos organizados con fines de servicio comunitario, estarían privando a la sociedad de imaginación, de pasión, de emprendimiento y de generosidad desinteresada. El estatismo es jibarizante. El Estado, a diferencia de las organizaciones privadas, tiene la obligación de encauzar la vida social para que las diversas tradi- ciones culturales, filosóficas y religiosas de un país puedan ex- presarse, en vez de tratar de monopolizarla. Estas son un acervo de valores y de sentido de la vida. Del Estado depende en gran medida que la riqueza multifacética de un pueblo encuentre cauces pluralistas para expresarse. Del Estado puede esperarse, entre otras muchas cosas, que impida que alguna agrupación se apropie de lo que pertenece a todos e incluso que favorezca a algunas que, en vista del bien común, convenga desarrollar de un modo especial. ¿Cómo veo la laicidad? A propósito de las religiones, creo que lo laico no se opone a lo religioso. Sí se opone al aprovechamiento que las agrupaciones religiosas pueden hacer de lo público. Pues también las religiones, a propósito del uso de los bienes públi- cos, debieran ser “laicas”, ya que es una obligación de todos velar para que lo que pertenece a todos no sea apropiado en particular por nadie. Si lo público es una función resguardada legalmente por el Es- tado, la laicidad es la virtud que vigila que esta función de ser- vicio público se cumpla. La laicidad es una característica de los estados modernos. En las sociedades pre-modernas el Estado puede ser católico, protestante o musulmán. En estos casos la función pública no existe, pues la sociedad es regida por un credo particular. Esta no es una sociedad laica como lo fue, “La laicidad es una virtud que hace que el Estado sea independiente y servidor del bien común. Pero nada impide, y diría que es incluso obligatorio, que la laicidad sea también una virtud de todos los ciudadanos. Pienso que las organizaciones de la sociedad civil, las iglesias y asociaciones parecidas, además de las personas individualmente consideradas, debieran ser ‘laicas’”. P.60 P.P. / Nº8 2018 / Dossier

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