Palabra Pública - N°8 2017 - Universidad de Chile
trar y se esconden. Y cuando se van, vuelven a la calle. Entonces es un control relativo. Es una amenaza muy fuerte al Estado, que no controla cuándo los grupos operan. La tesis de tu primer libro, el narco, fue que en México hay una insurgencia criminal. -Usé la cuestión de la insurgencia para decir que esto es mucho más que crimen, que lo que estás viendo en México es más un conflicto armado, al nivel que parece muchas veces una insurgencia, y la forma en que los grupos operan se puede comparar con insurgentes. Aunque también hay muchas diferencias. Su táctica es muy parecida a una insurgencia o guerrilla tradicional, atacando, emboscando, pero su estrategia es diferente: no buscan te- ner poder en la presidencia y controlar el país, sino defender sus intereses criminales. Y otra diferencia fuerte es que no tienen ideología marxista, nacionalista, religiosa. A veces tie- nen pseudoideologías, como los Caballeros Templarios, el Comando Vermelho en Brasil, que mezcla cuestiones como que están pe- leando por los pobres. Tienen códigos, sím- bolos, una cultura. Yo creo que en México es un poco sensible una comparación con insur- gentes porque aquí son los héroes nacionales, los que pelearon contra España. En México en los últimos diez años la violencia está muy alta y tristemente no ha habido una estrategia buena del go- bierno para vencer eso. Mi primer libro El Narco apareció el 2011, que fue en aquel tiempo el año más violento. Hoy podría decirse que el 2017 fue incluso más violento que todo el 2011. El gobierno federal no quiere hablar de conflicto armado en México porque es muy sensible para su imagen internacional, para el tema de la inversión, del turismo y también cuestiones legales. Yo pienso que sí hay un conflicto armado en México, lo que pasa es que no es como una guerra civil tradicional. ¿Crees que este conflicto armado permanente puede desem- bocar en una crisis humanitaria? -Pues sí, ya ha sido en partes de México una crisis huma- nitaria. No sabemos bien el número de muertos por parte del narcotráfico. En diez años se habla de más de cien mil homici- dios, más de 30 mil desaparecidos. Miles de personas que han huido de sus casas, cambiado de residencia o ido a Estados Uni- dos. Podemos hablar de un desastre humanitario en estas zonas. Hubo mucho miedo el 2011, cuando publiqué el primer libro, vimos una escalada de violencia muy fuerte que iba a llegar a una crisis más profunda todavía, que podría ser desestabiliza- dora del país. Y no llegó a eso. Fue una zona en particular, lo vemos en Michoacán, en algunas partes, pero no se convirtió en una cuestión general. Pero sí ha sido un conflicto endémi- co, que crece año a año, que no tiene un fin claro ni objetivos claros, en que sigue habiendo más sicarios, combatientes, más Estado reprimiendo, más negocios y se sigue peleando. Estructura y narcocultura En Caudillos del crimen explicas que bus- cas las causas estructurales, políticas, eco- nómicas, que llevan al narco a prosperar. ¿Con qué te has encontrado, cómo te vas explicando el fenómeno del narco en La- tinoamérica? - América Latina es la zona en el mundo donde más droga se produce de forma ilegal. Tiene casi el monopolio de cocaína, también un gran porcentaje de heroína, metanfetami- na, marihuana. Y tiene el mercado más grande que es Estados Unidos, más Canadá y Brasil, que es el segundo país en consumo de cocaína después de EEUU. La ONU piensa que son más de 30 mil millones de dólares que cada año genera el narco en México. Si lo ves en diez años, son 300 mil millones de dólares; en treinta años son casi un trillón. Hay muchos países con desigualdad y pobreza, pero es también muy fuerte en América Latina y lo ves en la historia de zonas pobres, como en Brasil las favelas, muy “En México los sicarios llegan a un nivel que puede ser 500 sicarios enfrentando a 2000 policías federales. Que pueden tener un lanzacohetes, que pueden tumbar un helicóptero militar”. P.38 P.P. / Nº8 2018
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